Por Rey Arturo Taveras
TAMBORIL, REP. DOM.- En la comunidad Nigua del Distrito Municipal de Canca la Piedra siguen de pies las ruinas del legendario Molino de viento utilizado para bombear agua y suplir del preciado liquido a decenas de familias de esa comunidad, desde principio del siglo XIX.
El molino de Nigua forma parte de una red de ese sistema eólico de bombeo instalado en comunidades rurales del país ante la falta de acueductos, de los cuales fueron instalados algunos en el municipio de Tamboril, de los que se puede citar uno en Canca la Piedra y otro en Pontezuela, Guazumal.
Aunque ésos molinos fueron descontinuados, en las comunidades remotas o en el campo donde no es posible llevar redes de suministro, sigue funcionando el bombeo de agua a base de viento implementado para poder acceder a tan valioso recurso.
Una de las principales ventajas de estos sistemas es que en los molinos de viento no hay partes ni mecanismos complejos. La totalidad de sus piezas están diseñadas para proporcionar una construcción sólida y a la vez sencilla, asegurando un rendimiento insuperable y prolongada vida útil bajo condiciones climáticas extremas.
La técnica exige que un mecanismo destinado a funcionar sin atención humana, sea lo más sencillo posible: tales son por consecuencia los principios sobre los cuales se basa la máquina del Molino.
La rueda, cuyo movimiento de rotación es originado por el viento, mueve los dos piñones que están solidarios con el mismo eje de la rueda. Los piñones provocan la rotación de los engranajes a cuyos laterales externos están acoplados dos bielas cuya función es transformar el movimiento giratorio de los engranajes de mando en movimiento vertical. Mediante la varilla de bombeo acoplada a la roldana y a la horquilla de guías se logra un desplazamiento perfectamente vertical que se traduce en el bombeo de agua.
La rueda, esta conformada por rayos redondos fijados a la masa (centro de gravedad) y ajustados en posición con las llantas para formar una estructura sólida, además aletas están construidas de lámina galvanizada moldeada de una sola pieza, obteniendo así, una máxima resistencia y evita las posibles torceduras que pueden derivar en fracturas del material.
La máquina de los molinos está contenida en un sólido cárter, cubierta por una chapa galvanizada que pone al mecanismo a resguardo del polvo, el agua y elementos extraños que pudieran perjudicar su buen funcionamiento.
