CODIGO 32
Por Rey Arturo Taveras
LIMA, PERU.- Desamparada,
sumida en la tristeza tras perder a su esposo a causa del coronavirus, encerrada
por la cuarentena, sin trabajo y sin dinero para sobrevir junto a su hija y con un casero tocando a la puerta de su morada para desalojarla se encontraba la venezolana Francis Madriz, en un barrio de
Lima.
Hace mas dos años que Madriz llegó a Lima, Perú, con su esposo e
hija buscando una mejor vida, como lo han hecho cientos de miles
de venezolanos que huyen de la miseria que se vive en ese país petrolero de
América del Sur.
Sin embargo, la situación de Francis empeoró cuando fue suspendida de su trabajo, a causa de la
pandemia del coronavirus que afecta al mundo. Para colmo, su esposo, de 38 años de edad, se contagió
del virus y falleció, cuya muerte sintió
como una puñada de la vida que le destrozó el corazón.
Sin esposo y sin trabajo, con una hija que mantener, en una
ciudad desconocida, sin recursos económicos, a merced de la pandemia y presionada
por un casero despiadado que tocaba a diario sus puertas con la amenaza de
echarla a la calle , la desesperada mujer esperaba lo peor y rogó a Dios para que no la desampare.
Pero la conmovedora
noticia de su situación llegó a oídos del presidente y la vicepresidente de Salud Dominicana, Indiana y Johan Rosario, quienes junto a su equipo de
colaboradores no dudaron en extender su poderosa mano amiga para ofrecer apoyo a la desesperada mujer.
Tanto los ejecutivos de la citada empresa como sus empleados
se desprendieron de una parte de sus
ingresos y a Francis le fue enviado un aporte de 20 mil pesos para
que al menos pudiera reponerse y continuar luchando con su hija.
Madriz estaba compungida y sin saber que hacer, al borde del colapso
emocional, porque el casero le dio un ultimatum para que abandonara la vivienda,
por falta de pago, cuando le informaron que el Grupo Corporativo Salud Dominicana
y sus empleados habían extendido, desde República Dominicana a Perú, su mano
solidaria para ayudarla.
Con el gesto de los empresarios Indiana y johán Rosaio, así como de sus empleados, queda comprobado que “La
solidaridad no debe tener fronteras y que un ser humano que sufre debería
ser el sufrimiento de toda la humanidad”.
‘‘Que nunca la distancia, la clase social, la Religión, el
color o la raza sea un obstáculo para ser empáticos y solidarios con nuestro
prójimo, especialmente en tiempos tan difíciles como este por el que está
atravesando el mundo entero’’, dice un comunicado de los empleados de Salud
Dominicana.
“Extender la mano
amiga con gratitud y con la fe puesta en
Dios y sentirnos afortunados de lo que
tenemos y de lo que podemos dar, pues no hay mayor satisfacción que la que se
siente cuando incluso con pequeñas acciones podemos cambiar grandemente la vida
de otra persona”, puntualizan.
Compartir con el prójimo lo poco que se tenga es la Filantropía
que une y representa al Grupo Corporativo Salud Dominicana”, culmina el
mensaje.
MESCUCHE EL MENSAJE DE AGRADECIMIENTO DE FRANCIS MADRIZ A SALUD DOMINICANA.
MESCUCHE EL MENSAJE DE AGRADECIMIENTO DE FRANCIS MADRIZ A SALUD DOMINICANA.