Ney Santana, el centinela de La Información
SANTIAGO, R.D.- En el alma palpitante del periódico La Información, que lleva más de un siglo latiendo como el corazón editorial del Cibao, hay una pluma que no ha conocido descanso, ni sombra que la haya doblegado.
Esa pluma, firme, sobria e incansable, es la de Ney Santana, hijo de las montañas de Baitoa, sembrado en la tierra del deber como un roble que no se doblega ante el viento ni se encorva ante las tormentas.
Desde aquel 1 de septiembre de 1991, cuando apenas era un jovencito con más sueños que arrugas, Ney cruzó por primera vez las puertas del diario La Información, escuela experimental que ha creado a grandes maestros del periodismo dominicano.
Lo hizo con la misma humildad con la que los grandes llegan a los sitios pequeños, sin aspavientos ni vanidad, con el alma encendida por el deseo de narrar historias de la vida.
Desde entonces, han pasado más de tres décadas y su nombre ha quedado grabado como un susurro constante en las páginas del centenario rotativo, como una brisa fiel que recorre el tiempo sin estridencias.
No es periodista por casualidad, sino por vocación, porque hay oficios que se aprenden, pero otros, como el de Ney, se llevan en la sangre y en el espíritu de su ser.
Es un comunicador en cuerpo y alma, sembrador de realidades, mensajero de verdades, artesano de noticias que no buscan el aplauso, sino el servicio.
Su estilo ha sido siempre el de la honestidad sin adornos ni desdén , el de la claridad sin retórica, el de la información sin concesiones ni presiones.
En un mundo donde las palabras se venden al mejor postor, Ney Santana nunca ha enfrentado problemas de alquiler de la escritura ni ha puesto entre dicho su conciencia.
No se ha doblegado a los canto de sirenas del poder ni al eco de los chantajes disfrazados de exclusivas.
Siempre escribe con la luz del deber, sin permitir que la tinta se contamine de intereses oscuros.
Vive el periodismo no como una trinchera, sino como un altar desde donde honra la verdad.
Es un comunicador leal a su deber, entregado a su oficio y ha sido un centinela silencioso de su oficio, cuidando el templo de la información sin pedir aplausos, sin buscar titulares con su nombre.
En sus escritos resuena el eco del pueblo, el pulso de la calle, la voz de quienes no tienen micrófono ni tribuna.
Con él, La Información no solo ha contado los años, sino que ha sumado credibilidad, constancia y nobleza.
Ney Santana es, sin duda, una brújula en medio de la niebla informativa, un cronista de lo esencial, un testigo del tiempo que ha aprendido a narrar sin alterar los hechos y a vivir sin alterar sus principios.
En el mosaico de la historia periodística dominicana, su figura se alza sin estridencias pero con firmeza.
Hay periodistas que brillan como cometas y se desvanecen… y hay otros, como Ney, que alumbran como faros, silenciosos pero eternos.
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