Rubby Pérez a su esposa:“Inés, nos veremos en la otra vida.”

CODIGO 32 RELATO Por Rey Arturo Taveras La noche caía sobre Santo Domingo con una pesada sombra sobrenatural de telón, como si el cielo, en un acto de compasión anticipada, anunciara el derrumbe de nubes de concreto sobre hombres y mujeres. Una luna pálida, casi misericordiosa, se asomó entre las bóvedas del cosmos para alumbrar el camino de las almas que, en cuestión de horas, ascenderían al reino de Dios. En el Jet Set, la emblemática discoteca donde generaciones habían dejado huellas de diversión, se producían confusas danzas de pena y alegría, mientras los técnicos calibraban luces, cables y micrófonos para una fiesta que celebraría cumpleaños colectivos. Los músicos afinaban el sonido de sus instrumentos, sin saber que preparaban un réquiem celestial. Pero nadie ajustaba el destino, ni siquiera se sospechaba que esa velada sería una elegía orquestada por la fatalidad para que los elegidos subieran al cielo. Rubby Pérez llegó ataviado con una bufanda que contrasta...