Tamboril se vuelca en donaciones por la salud de Leo Sánchez, dirigente del PRM

CODIGO32-SIPRED

Por Rey Arturo Taveras 

TAMBORIL, R.D.- Por amor, lealtad y humanidad  se escribió la hazaña de un pueblo que no conoce el olvido ni la indiferencia y que hace hasta lo imposible por su gente.

Tamboril, tierra de cigarro, la hermandad y la solidaridad, volvió a demostrar que su corazón late fuerte por los suyos. 

En una gesta que desbordó las pantallas y las redes sociales tocó las fibras más íntimas de la comunidad, se celebró un telemaratón cargado de esperanza, donde el protagonista no fue un artista ni un político encumbrado, sino un hijo del pueblo llamado Juan “Leo” Sánchez.

Leo, dirigente del Partido Revolucionario Moderno (PRM), delegado de ese partido ante la Junta Electoral de Tamboril y empleado de EDENORTE, enfrentaba una batalla por su vida tras ser sometido a una delicada operación de corazón abierto en una clínica de Santiago. 

Pero más que una cirugía, el mayor peso que cargaba era el económico, porque una cuenta abultada amenazaba su tranquilidad y la de su familia.

Entonces ocurrió el milagro terrenal cuando la nobleza de Tamboril se alzó como un río incontenible repleto de amor y bondad  y sin pedir permiso tocó las fibras de la sensibilidad del pueblo. 

Los tambores de la solidaridad retumbaron desde el poder de la comunicación y las redes sociales, llegó hasta los barrios y cruzó los mares para recaudar en diáspora,  tanto en pesos como en dólares, los recursos necesarios para aliviar una carga insostenible para Leo y su familia.

El tamborieño es tan altruista que no se detuvo a pensar que Leo trabaja en una empresa millonaria, que ha vivido rodeado de políticos influyentes: diputados,  ministros, el senador y la gobernadora de Santiago e incluso el presidente Luis Abinader, pero el pueblo sencillo, el que madruga y se acuesta con el sudor aún fresco, fue quien sintió el  dolor del hermano y decidió, sin reparos, sostener  la carga de un hermano impotente. 

Como si el poder se esfumara cuando la necesidad aprieta, fue el abrazo del pueblo llano el que decidió acudir en auxilio de  Leo, porque lo importante es su vida. 

Cuando se trata  de salvar la vida de un hijo del pueblo, Tamboril no pregunta por colores partidarios, credos religiosos ni fortunas, se lanza al abismo si es necesario, extiende la mano, comparte el pan y convierte cada lágrima en una oración de consuelo. 

Fue por eso que la noche del 15 de mayo, día de San Isidro El Labrador, entre llamadas, donaciones y corazones latiendo al unísono, el pueblo de Tamboril tejió un puente entre la angustia y la vida de un hijo valioso y recaudó casi millón 500 mil   de pesos. 


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