Radhamés Rodríguez muestra al mundo su destreza en el arte de fabricar cigarros

CODIGO-32-SIPTRED
Por Rey Arturo Taveras 

En el marco de una feria internacional de cigarros, bajo la atenta mirada de una multitud expectante y emocionada, en un escenario impregnado del aroma del tabaco, Osvaldo Radhamés Rodríguez mostró con orgullo su arte en la confección de puros.

Después de 47 años, sus manos, que habían dejado su último cigarro sobre la mesa de una fábrica para transformarse en empresario, regresaron por varios minutos a la labor que su padre, Don Pulita, le enseñó hace más de medio siglo.

Con la calma de un artesano que conoce cada vena de la hoja aromática del tabaco, Rodríguez demostró,   como un verdadero escultor de humo y sabor, su estilo único en la fabricación de cigarros.

Sus manos, finas como pinceles que se deslizan sobre un lienzo de hojas secas, confeccionaron en tiempo record  un cigarro de la más alta calidad mientras la audiencia, cautivada, retrocedía en el tiempo hacia la cuna de las  raíces del Artista, celebrando con aplausos la grandeza de un hombre forjado en la fábrica de su padre, Don Pulita, en el sector Los Fritios de Tamboril.

Conocido como el Artista del Cigarro de Tamboril, Rodríguez llevó al público espectador por un viaje de nostalgia y orgullo, evocando la esencia de su tierra natal, designada como la Capital Mundial del Cigarro.

Cada vuelta de la hoja de tabaco no solo moldeaba un puro, sino también un trozo de historia, envolviendo la memoria colectiva de la concurrencia   que lo miraba con admiración, como si estuvieran ante la figura del Miguel Ángel del tabaco.

Radhamés demostró, ante la mirada atenta de decenas de teléfonos inteligentes y cámaras fotográficas y de video, que ni la llama que consume el cigarro ni el viento del tiempo que agita las hojas de tabaco en los campos dominicanos han borrado su destreza ni su pasión por la fabricación de puros, que permanecen tan vivas como el primer día.

El presidente de Tabacalera El Artista  recuerda con ternura aquel pequeño taller, donde, siendo un niño de  apenas cuatro años edad, se empapaba del aroma del tabaco bajo las enormes trojas de hojas que rodeaban sus sueños de ser  empresario.

El humo del tabaco lo envolvía como una manta invisible, marcando un destino que, aunque tomaría un desvío hacia la administración y el marketing, nunca abandonaría sus raíces de ser un experto fabricante como demostró en la feria donde hizo la exhibición.

Décadas después del emprendimiento que lo convirtió en un reputado productor de tabaco y cigarros,  como presidente de Tabacalera El Artista, es uno de los líderes más influyentes en la industria del tabaco en República Dominicana y en el mundo. Gracias a sus esfuerzos, Tamboril es ahora reconocida como la Capital Mundial del Cigarro.

El tabaco, convertido en una llama que nunca se apaga, sigue encendiendo la pasión de Osvaldo Radhamés por la industria a la que pertenece, la que hace grandes aportes al producto interno bruto del país y al municipio de Tamboril.

Su empresa, cual tea encendida, recorre el mundo enfrentando con valentía los desafíos del comercio, sin perder nunca su esencia.

En cada evento internacional donde exhibe sus productos, la mirada de Rodríguez brilla con fervor y su empresa, Tabacalera El Artista navega como una nave que surca los mares del mercado global, esparciendo el sabor y el aroma del cigarro dominicano.

Como un torbellino que atrae la atención mundial hacia su epicentro, Tamboril se ha convertido en el corazón palpitante del tabaco, atrayendo compradores internacionales interesados en este arte que Rodríguez domina con maestría.

Osvaldo Rodríguez sabe que su éxito no ha sido un viaje en solitario y que las manos expertas de los artesanos que trabajan en su empresa son el viento que impulsa la vela de su proyecto.

El logro más grande, alcanzado con la colaboración del presidente de la República, Luis Abinader, ha sido la creación de un Parque Industrial en Zona Franca, un espacio donde la tradición y la innovación se encuentran para construir un futuro sólido para la manufactura de la empresa tabacalera dominicana.

Para Rodríguez, el cigarro es más que un producto,  es un símbolo de identidad y cultura, un hilo que entrelaza la historia y el futuro de la Quisqueya Taina del pachuché de los pueblos que habitaban Las Antillas.

Mientras el humo de un cigarro recién elaborado asciende al cielo, parece dibujar en el aire la promesa de un futuro brillante, donde el esfuerzo colectivo siga iluminando con la intensidad de las brasas que arden en cada puro. Así ha sido la historia de Tabacalera El Artista, con más de 70 años de existencia, siempre encendida, sin apagarse.


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