El Feminicidio: Un espejo de una cultura machista legitimada

CODIGO 32
Por Rey Arturo Taveras 

El feminicidio, cruel epílogo de una historia de desigualdad, no es solo un crimen; es el reflejo de una cultura que, durante siglos, ha legitimado la idea de que el hombre es propietario de la mujer. 

El derecho de propiedad que se abroga el hombre su pareja, reduce a la mujer a un objeto desechable y  alimenta un ciclo interminable de violencia que genera la muerte de la mujer y se convierte en un castigo a su "desobediencia", y su cuerpo, en un campo de batalla donde se libran egos y luchas de poder masculinas.

En la cultura machista, la mujer ya no es pareja, sino propiedad; no es vida, sino un pedazo de tierra sobre el que se luchan vanidades y poder. 

El dolor que deja la muerte de una mujer a manos de su pareja se extiende más allá de la víctima directa, porque los hijos, huérfanos de madre y padre, quedan marcados para siempre por cicatrices invisibles, secuelas de una violencia que no saben cómo sanar. 

Mientras tanto, la sociedad sigue mirando hacia otro lado, delegando la responsabilidad del cambio a un Ministerio de la Mujer que, en el mejor de los casos, lucha en solitario.

Las estadísticas, frías y crueles, nos recuerdan que en la República Dominicana cinco mujeres son asesinadas cada mes, muertes que dejan en su estela huérfanos, padres rotos y una sociedad que sigue mirando al horizonte, indiferente, sin exigir justicia. 

Los casos de feminicidio en el país revelan una macabra repetición de patrones, donde el agresor se convierte en un asesino serial y la impunidad, al igual que la negación, prevalecen en el sistema judicial. 

La falta de una respuesta adecuada y el vacío institucional permiten que los hombres sigan viendo como un derecho inalienable la posesión sobre las vidas, los pensamientos y los cuerpos de las mujeres.

Esta violencia de género, sustentada en el odio, los celos y la ausencia de formación en valores, perpetúa la falsa creencia de que el "orgullo de los hombres" vale más que la vida de una mujer.

Es esencial que la sociedad, el gobierno y las instituciones comprendan que el feminicidio no es un hecho aislado, sino una consecuencia de una cultura profundamente machista, que ha sido aceptada, respaldada y justificada por el poder económico y de supremacía masculina. 

Erradicar esta violencia exige, ante todo, una reeducación colectiva, desde los hogares, las escuelas, iglesias, clubes y otras organizaciones, estableciendo una campana en la que se ensene a las mujeres a Las mujeres demostrar que su cuerpo no es propiedad de nadie.

Siendo la mujer la mitad de la población y madre de la otra mitad, la lucha contra el feminicidio no es solo  de género, sino una lucha por la humanidad misma. 

Sin educación sobre el valor de mujer en la sociedad, seguiremos siendo cómplices de un horror interminable que culmina en la muerte del ser que da vida, el ser que, como madre, crea, alimenta y  cuida al ser que se incuba y nace en su vientre.

 

.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Muere en confuso incidente el técnico de bocinas Eddy Ureña, en Amaceyes

Rinden homenaje al piloto Félix Domingo Reinoso

El Vuelo de Jesús María, en pencas de Coco