Entre la agonía y la esperanza, llueven las demandas por las carreteras del Toro y Los Cacaos
Un Pueblo que Clama por la construcción de las carreteras de Arroyo del Toro y Los Cacaos
TAMBORIL, REP. DOM.- En el corazón de la cordillera Septentrional, donde
los árboles parecen tocar el cielo y la tierra guarda secretos ancestrales,
laten las comunidades de Arroyo del Toro y Los Cacaos, tierras
bendecidas con fértiles cultivos, yacimientos de ámbar y la enigmática belleza
de las cuevas de Los Indios, testigos de una historia
de promesas incumplidas: la construcción de sus carreteras.
Desde la década de 1970, cuando el expresidente Joaquín Balaguer aún ocupaba la silla presidencial, hasta la fecha, doce gobiernos han desfilado por el Palacio Nacional, llevando consigo una interminable lista de promesas de construcción de las citadas carreteras.
Ante la falacia gubernamental, las esperanzas de Arroyo del Toro y Los Cacaos han quedado suspendidas en el aire, convirtiéndose en un eco lejano que se
pierde entre las montañas, cada cuatro años.
A pesar de la riqueza natural y el potencial turístico de la zona, el aislamiento sigue siendo su peor enemigo.
Las citadas comunidades, situadas en la frontera entre Santiago y Puerto Plata, sufren una desconexión que ha empujado a muchos de sus habitantes a abandonar sus hogares en busca de una vida mejor.
Las personas que
permanecen fieles a la tierra de sus ancestros, siguen enfrentando la amarga
realidad de la incomunicación.
La espera ha sido tan larga que la comunidad de Arroyo del Toro decidió transformar la frustración en una celebración simbólica.
Con una mezcla de ironía y esperanza, la Junta de Vecinos organizó un evento único: la "Fiesta de la No Reconstrucción de la Carretera", un recordatorio festivo de 35 años de promesas incumplidas.
A ritmo de
música típica y con la presencia de renombrados artistas locales, la comunidad
ha decidido convertir su indignación en fiesta, esperando que el sonido alegre
de la música cruce las montañas y llegue hasta el despacho del presidente
Luis Abinader.
El destino parecía conspirar en su contra cuando, este año 2024, la fecha de la Fiesta se fijó pero una intensa lluvia, como si la misma naturaleza quisiera añadir más obstáculos a la construcción de la vía, obligó a posponerla hasta nuevo aviso.
Sin embargo, la esencia de la protesta sigue viva,
latiendo con fuerza en el corazón de un pueblo que se niega a ser olvidado.
En junio de 2024, el senador electo Daniel Rivera,
en una reunión con autoridades de Tamboril, tomó nota de las necesidades más
urgentes del municipio, incluida las tan esperadas carreteras. Sus palabras
renovaron la esperanza de muchos, pero los vecinos han aprendido a no dejarse
llevar solo por promesas.
Las tierras de Arroyo del Toro y Los Cacaos son un tesoro sin descubrir, con un potencial agrícola y turístico que podría transformar la vida de sus habitantes.
Es hora de que las autoridades pasen de
las palabras a la acción, y que el actual gobierno sea quien finalmente
escriba una nueva página en la historia de estas comunidades, olvidadas pero jamás
resignadas.
El bullicio de la fiesta programa, aun no realizada, los acordes de la música y los cantos, son el grito desesperado de una comunidad que, cansada
de esperar, sigue soñando con el futuro que se les prometió: ¡35 años de
espera son suficientes! Que el eco de sus voces atraviese las montañas y se
convierta, por fin, en las carreteras que tanto anhelan Arroyo del Toro y Los Cacaos.
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