La luna de miel que terminó en funeral
POR REY ARTURO TAVERAS
El sol de Miami teñía el cielo de un dorado que parecía eterno, abrazando con calidez a Aleksandra y Dawid en los primeros días de su nueva vida como esposos. Aleksandra, con sus ojos brillantes y su sonrisa radiante, parecía encarnar la felicidad misma. Todo indicaba que su luna de miel sería un capítulo perfecto en su historia de amor. Sin embargo, el destino, con su caprichosa pluma, ya escribía otro final.
Horas antes del ocaso que marcaría su adiós, Aleksandra compartía con el mundo la ilusión de sus días dorados. En sus redes sociales, sus fotos mostraban la magia de las olas que acariciaban la playa y los destellos de los cócteles bajo el sol. En cada imagen se respiraba juventud, promesa y amor. Pero, como la más cruel de las ironías, aquellas instantáneas serían las últimas testigos de su felicidad.
La noche llegó, y con ella, un giro trágico. Aleksandra y Dawid, unidos por la aventura, probaron aquello que prometía nuevas sensaciones, sin saber que detrás de la euforia se escondía la sombra de la fatalidad y la mano poderosa de la muerte se extendía hacia ellos.
Ambos, fueron hallados inconscientes en una calle vacía, despojados de sus pertenencias y de la esperanza de volver juntos a casa. Aleksandra, la recién casada que había jurado amor eterno, no despertó jamás.
Los rumores y las teorías se tejieron como una tormenta. ¿Robo? ¿Drogas? ¿Accidente? La verdad permanece oculta entre informes policiales y peritajes toxicológicos. En Polonia, expertos en informática y toxicología intentan armar el rompecabezas, mientras el silencio de Dawid habla más que mil palabras.
Aleksandra, tan viva en las fotografías, había sucumbido quizás a una reacción alérgica o a la sobredosis que nadie vio venir.
Así, la historia de Aleksandra Leczycka, que debía ser un cuento de amor, se transformó en un lamento. Su luna de miel se volvió el ocaso de un sueño truncado.
En las calles de Miami, donde el sol y las estrellas se encontraban vigilando la tierra con ojos de luz divina, terminó la vida de una recién casada con la misma rapidez con la que un grano de arena se escapa entre los dedos de las manos de los enamorados.
Sus imágenes y su risa quedaron atrapada en la luz de una cámara mientras un silencio resonará por siempre en el corazón de quienes la amaron.
Comentarios
Publicar un comentario
Los comentarios de los lectores no deben ser ofensivos a personas e instituciones, de lo contrario nos revervamos el derecho de eliminar su publicación o no