CEO de Salud Dominicana destaca legado de artista de Tamboril
Como un torrente de luz y ritmo que recorrió las arterias de la Villa de Haverstraw, la Parada Latina del domingo 3 de agosto se convirtió en un canto de unidad, memoria y gratitud.
El desfile, respaldado con firmeza y corazón por Salud Dominicana Grupo Corporativo, fue escenario de un cálido homenaje póstumo al inmortal Rubby Pérez, “la voz más alta del merengue”, cuya presencia etérea aún parece danzar entre los acordes de su pueblo.
El CEO de la empresa, Johan Rosario, destacó con palabras que brotaron como ofrenda la grandeza humana y artística de quienes hicieron vibrar las calles.
“Este es el triunfo del amor, la cultura y la identidad caribeña que jamás se extingue, ni siquiera en la distancia ni en el tiempo”, expresó, mientras las banderas ondeaban como alas de esperanza.
El desfile, nacido en la brisa de Emeline Park y extendido como un poema en movimiento hasta Haverstraw Middle School, fue un río multicolor donde tambores, sonrisas y pasos compartidos narraron la historia de la diáspora.
Dominicanas, boricuas, ecuatorianas y mexicanas entrelazaron sus banderas como hermanas de un mismo sueño.
En el corazón de la jornada, la hija del artista, Zulinka Pérez, acompañada de su esposo Miguel, recibió el tributo que encendió las fibras más íntimas del recuerdo.
Aplausos y lágrimas brotaron como lluvia en la tarde soleada, mientras el nombre de Rubby Pérez flotaba una vez más, suspendido en la brisa, como si su potente voz aún acariciara las almas congregadas.
El festival se transformó en una elegía luminosa: Rubby, tenor del merengue, quien supo convertir la herida en himno, la tristeza en danza y la adversidad en arte, fue el espíritu guía de la celebración.
Salud Dominicana, como faro incansable en medio de la vasta bruma del exilio, reafirmó su compromiso como patrocinador oficial, abrazando la cultura, la comunidad y las raíces caribeñas que florecen con orgullo en suelo americano.
La tarima, vibrante y generosa, recibió a grandes artistas que elevaron aún más la temperatura emocional del encuentro: Kiko Rodríguez con su canto nostálgico, Miriam Cruz con la fuerza de su esencia y El Súper Nuevo marcando el pulso urbano de los nuevos tiempos, junto a otros talentos que fusionaron bachata, merengue y tradición en un abrazo sonoro.
El Festival Latino de Haverstraw, gratuito y abierto a todas las edades, latió como un corazón colectivo desde el mediodía hasta el último suspiro de sol. Una gran fiesta del alma, donde Rubby Pérez, eterno y luminoso, volvió a ser la estrella que guía y enciende la llama del merengue en el exilio.
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