La carretera Cibao-Sur: una anhelo que impulsará el desarrollo económico regional
SANTIAGO.- El sueño largamente acariciado de conectar el Cibao con el Sur a través de una carretera que una Santiago Rodríguez y San Juan de la Maguana ha comenzado a dar sus primeros pasos.
Este anhelo, que ha latido en el corazón de ambas regiones por décadas, promete ser mucho más que una vía de asfalto; es una promesa de desarrollo económico, un puente hacia nuevas oportunidades y una esperanza viva para cientos de comunidades que, hasta hoy, permanecen aisladas.
Como un río que se abre paso entre montañas para fertilizar los valles, la carretera Cibao-Sur será la vena palpitante del comercio y la integración.
Los senadores fronterizos, como soldados que trazan las rutas del progreso, se han reunido para coordinar esfuerzos y delinear un futuro mejor.
Con la conducción del senador Antonio Marte, lidera con palabras y con hechos al aportar un millón de pesos para los trabajos iniciales, la iniciativa comienza a tomar forma.
El encuentro reciente, que reunió a senadores, alcaldes y líderes eclesiásticos de cinco provincias, simboliza una alianza histórica.
Juntos, como las raíces de un árbol que se entrelazan bajo tierra, buscan fortalecer la conexión entre los pueblos.
La visión compartida es clara: unir las dos Sabanetas —la del Sur y la del Norte— a través de un tramo de 30 kilómetros que será el eslabón perdido entre dos regiones vibrantes.
La carretera no solo representará el tránsito de vehículos, sino también el fluir de la prosperidad.
Agricultura, turismo, comercio y servicios se beneficiarán de este corredor vital. Como un puente entre dos mundos, la carretera acercará al productor con el mercado, al estudiante con el conocimiento, y a las familias con nuevas posibilidades de crecimiento. No se trata solo de construir una carretera; se trata de construir un porvenir.
La generosidad de Antonio Marte, quien ha dado el primer paso con su contribución financiera, es un símbolo de compromiso con su tierra natal.
Este acto es como la semilla que se planta en tierra fértil, esperando que otros se sumen con más recursos y voluntades. Solo con un esfuerzo colectivo se podrá ver finalizado este proyecto que, como el amanecer tras la noche, traerá luz y esperanza a quienes más lo necesitan.
En un país donde el desarrollo a menudo se concentra en las grandes urbes, es refrescante y necesario mirar hacia las provincias.
La carretera Cibao-Sur no solo es una obra de infraestructura; es un acto de justicia territorial.
Es tiempo de que las riquezas de nuestro suelo fluyan sin trabas, de que las distancias no sean muros sino caminos, y de que cada ciudadano, sin importar su ubicación, pueda soñar y alcanzar un futuro mejor.
Como decía el poeta, los caminos se hacen al andar. La carretera Cibao-Sur no es solo una construcción de concreto, sino una promesa de que el andar colectivo nos llevará, finalmente, hacia el desarrollo integral que como nación merecemos.
Que no se detengan los esfuerzos ni las voluntades, porque el desarrollo, como la esperanza, nunca debe esperar.
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