En La Fuerza del Pueblo se cocina veneno contra Santo Cepeda

CODIGO-32-OPINION 

TAMBORIL.- En la Fuerza del Pueblo (FP), en este municipio,  hay quienes caminan de espaldas al futuro, atados al polvo de los prejuicios, creyéndose impolutos en medio de la sombra. Son custodios de una vieja torre de ego, donde la modernidad no entra y donde lo nuevo es sospechoso por el simple hecho de ser diferente.

Intentan cerrar el paso con triquiñuelas que huelen a moho, usando falcedades que parecen trampas con argumentos que corroen las simientes de un partido que  camina rumbo al poder. 

Se oponen con retóricas malsanas, esas que no construyen, sino que atrazan; que no indican buenos caminos , sino que apuñalan. Todo eso  por frenar el ascenso de un hombre que no responde al molde arcaico, sino al llamado del servicio a los demas y que sintoniza con el liderazo abierto que demanda la actualidad .

Pero una organización que aspira a crecer, como lo es la Fuerza del Pueblo, no puede permitirse que el veneno del rechazo sin causa se cocine en su cuerpo y se transmita por sus venas a todos los organos. Cuando se condena con descalificaciones a alguien, no por su falta de mérito, sino por su lugar de nacimiento, por envidia  o por su capacidad de crecer y sintonizar con un conglomerado, se deshonra el espíritu mismo de la democracia.

El peregrinaje de Jose Santo Cepeda, aspirante a la presidencia de la FP, en Tamboril, como el de muchos que transitan en el camino de la politica, ha estado lleno de espinas. 

Asi habla Cepeda en un comunicado enviado a este medio:

''En el peregrinar de mi vida he recibido duros golpes y he sufrido muchas heridas. Pero en cada herida, la vida me enseñó a no retroceder. Tamboril me abrió los brazos y yo abracé su gente, sus luchas, su historia. No nací en sus entrañas, pero adopté su causa como mía. Porque el verdadero amor a un pueblo no nace del acta, sino del alma.

A pesar de ello, hay quienes repiten como eco marchito: “Cepeda no es de Tamboril… no se puede dejar llegar… no tiene capacidad”. Frases vacías que buscan sembrar duda donde hay entrega, que pretenden ocultar el sol con un pañuelo de resentimiento.

No me defino por sus acusaciones, sino por mis acciones. Temo a Dios más que al juicio de los hombres. Camino con humildad, porque sé que hay quienes no tuvieron acceso a una formación formal, y eso no los hace menos. Por ellos, hablo su idioma. Por ellos, he hecho mío aquel sabio pasaje de Pablo: “Me hice todo para todos, para ganarlos a todos”. Sabio al sabio. Pobre al pobre. Rico al rico. Así se sirve a un pueblo, sin mirar por encima del hombro.

A quienes dudan de mi preparación, no les ofrezco discursos inflados, sino hechos: más de 40 cursos técnicos y especializados, una decena de reconocimientos y experiencia en áreas tan diversas como la prevención de incendios, la seguridad aeroportuaria, la asistencia médica, la comunicación social y la formación ciudadana.

He sido bombero estructural por más de 20 años, paramédico, comunicador, instructor en primeros auxilios, y servidor público allí donde el deber me ha llamado. He trabajado en el barro y en la tribuna, en la emergencia y en la palabra. Todo esto, sin necesidad de vanagloria.

Tengo la capacidad, no por título, sino por entrega. Tengo la vocación, no por ambición, sino por fe. Si Dios y mi pueblo me lo permiten, estoy listo para servir en cualquier espacio que demande compromiso, planificación y amor por el bien común.

A Tamboril lo llevo en la sangre, aunque no corra en mi acta de nacimiento. Porque no se ama menos por haber llegado después. Se ama desde la acción, desde la entrega diaria, desde el corazón.

A mis detractores, solo les digo: no teman al cambio, teman a la estancada comodidad de sus viejas ideas. Y a mi pueblo, le digo: estoy aquí, siempre al servicio de ustedes, porque no hay mayor honor que servir con dignidad, donde otros solo buscan poder.''