La máscara de la amiga herida

CODIGO-32-SIPRED

El empresario, periodista y escritor Johan Rosario no solo construye negocios prósperos y  plantea ideas brillantes , también construye almas y alienta con amor al prójimo a transitar caminos concretos. Pensador de filosofías profundas sobre el amor, la lealtad, la vida y la esencia del ser, escribe con el alma en la mano, explorando las heridas invisibles que habitan en lo más hondo del ser humano.

''La Máscara de la Amiga Herida'' no es solo un texto, es un espejo emocional, una invitación al perdón, a la verdad y a la compasión. Con la sensibilidad de un maestro de vida, Rosario presenta una  guía entre las sombras del dolor y la luz del entendimiento.

Compartimos el escrito ''La máscara de la amiga herida'', de Jogan Rosario 

No todas las que te abrazan te desean bien. Algunas solo buscan que sangres por las mismas grietas por donde ellas ya se vaciaron.

"Cuidado con quien te aconseja desde la frustración: puede que su afecto sea solo disfraz… y su herida, contagiosa."

Por Johan Rosario 

Hay amistades que no son tales, sino trampas disfrazadas de afecto. Gente rota, con el alma hecha astillas y el corazón envenenado, que al ver luz en otros, no la admiran… la quieren apagar.

De repente, una mujer noble y luminosa, es seducida por la sombra de una amistad torcida. Esa que se presenta como consejera, pero que en realidad es emisaria del fracaso propio. Porque hay personas que no saben construir, solo destruir. Que no saben amar, solo manipular. Que no saben dar, solo pedir. Y cuando te abrazan, no es para cuidarte… es para arrastrarte al abismo que habitan.

Te dirán que ya no ames, que seas "viva", que te "busques lo tuyo". Que dejes de soñar con mariposas en el estómago y empieces a calcular ganancias. Te convencerán de que el amor es para "pendejas" y que la ilusión es pérdida de tiempo. Pero lo que no te cuentan, es que ellas ya lo perdieron todo. Que nadie las quiere de verdad. Ni familia, ni pareja, ni amigos sinceros. Que su arrogancia, su vanidad y su obsesión por lo material las dejó solas…, con todas las puertas cerradas y vacías por antisociales e interesadas.

Y entonces te aconsejan, ellas que ya vienen perdidas y errantes. Te susurran que dejes de soñar, que dejes de ser buena. Que seas "lista", que te busques "lo tuyo", que no seas una "pariguaya". Que cotices un apartamento en lugar de sembrar jardines y temblar de amor sincero. Pero no te lo dicen por tu bien. Te lo dicen porque no soportan verte con el alma intacta ni ascendiendo por la ruta del amor que todo hermosea y purifica. 

La paradoja es brutal: esas voces que promueven el desapego emocional y el culto al interés, jamás han sido verdaderamente queridas. No retienen afectos, solo acumulan breves simulacros de compañía, amores superficiales que duran lo que dura gallina en gallinero. Van de mano en mano, de relación en relación, y todo se les desvanece como castillos de arena en lo que canta un gallo. Porque nada sólido ni duradero se construye desde el engaño, la codicia y el interés desmedido.

El más cruel egoísmo es ese: arrastrarte a su ruina para no sentirse tan solas. Despreciaron el amor, y ahora desprecian a quien todavía lo busca con el alma limpia. Porque tú, con tu nobleza intacta, todavía puedes ser feliz… y eso les resulta insoportable. Te quieren en la calle con ella, de brinco en brinco, buscando una felicidad que no hallarán jamás, porque la disco, la jerga y bebedera desenfrenada es pasajera, y por ello mismo ruinosa y vacía. Es el camino perfecto de la perdición más brutal.

Cuidado con esas voces disfrazadas de empoderamiento que solo esconden frustración. No es fortaleza rechazar el amor, es cobardía. No es astucia usar a otros, es miseria del alma. No confundas jamás el brillo con el oro. Hay consejos que son veneno.

Y hay personas que, cuando ya no pueden amar ni son amadas por su arribismo y actitud interesada y trepadora, te quieren impedir que tú lo hagas. No te quieren bien, te quieren fracasadas y despreciadas como ellas, que no han podido ni podrán retener a nadie de verdad. No te quieren casada ni feliz, te quieren cerca de ella, para no quedarse solas en su miseria y abandono.