Manuel Rosario Ramos: Comerciante Ejemplar que dejó su impronta en Tamboril

CODIGO-32-SIPRED

BIOGRAFIA: Manuel Rosario Ramos: Comerciante. Padre del empresario, escritor y periodista Johan Rosario 
Manuel Rosario nació en el cálido sector Los Fritios del municipio de Tamboril, provincia de Santiago, un 8 de abril de 1949, hijo de los agricultores  Esteban Rosario y María Estervina Ramos, dos pilares comunitarios de la Pajiza Aldea, tierra bendecida por las musas de la poesía, cuna del ilustre poeta y escritor Tomas Hernández Franco. Como un río de energía y talento, Manuel comenzó a forjar las obras de su hoja de vida con las que escribió en el pensamiento  su propia historia, basada en el trabajo y la honradez que fluía en su ser con fuerza desde sus primeros años de vida.

Era el quinto de ocho hermanos, creció bajo el sol abrasante en el umbral de su tierra natal, destacándose desde joven en las disciplinas deportivas, donde el béisbol, como una segunda piel, lo cobijó con sus retos de destreza, disciplina y entrega humana a lo que amaba. Su poder al bate impresionó a los aficionados de ese deporte que se habían convertido en sus fanáticos y símbolo de su carácter: audacia, decisión y coraje

Manuel inició sus estudios primarios en la escuela Sergio A. Hernández de Tamboril, y continuó su formación secundaria en el Liceo G.U.G. de Santiago, siempre con un ojo puesto en el futuro. Pero el destino, implacable y oscuro, lo sorprendió en los tumultuosos años 60, cuando el país se sacudía bajo las olas de las revueltas sociales. En medio de una protesta estudiantil, una bala perdida se alojó en su pierna derecha, marcando un antes y un después en su vida. La herida, aunque física, fue más bien emocional, pues el joven Manuel vio desvanecerse su sueño de estudiar y aportar con su intelecto a su comunidad. Así, su vocación de hombre de letras se desvaneció, como un fuego que se apaga sin previo aviso.

Pero en lugar de sumirse en la oscuridad, Manuel encontró una nueva senda, la del trabajo honrado y la tenacidad. Se convirtió en un comerciante de notable éxito, primero como empleado en una tenería, luego como canjeador de dólares en las calles de Santiago. Su esfuerzo fue recompensado y, con el tiempo, emigró a Estados Unidos, donde se dedicó con ahínco al trabajo en un hospital. Allí, la vida le concedió la oportunidad de alcanzar la ciudadanía, y con ello, una nueva patria que abrazó con la misma dedicación con la que amaba su tierra natal.

El amor de su vida, Altagracia Rosalin Monsanto (Pina), llegó a su corazón en 1979. Juntos, en 1982, trajeron al mundo a su hijo único, Johan Manuel Rosario Monsanto, el legado de su amor y esfuerzo. La relación entre Manuel y Pina, más que una unión matrimonial, fue una oda al compañerismo, la ternura y la dedicación inquebrantable. Pina, con su sonrisa luminosa, alma generosa y corazón noble, fue la compañera que todo hombre necesita para escalar las cumbres del éxito y la felicidad. Ella, al igual que él, era querida por todos, pues su humildad y bondad eran tan vastas como el cielo.

Johan, el tesoro y la razón de ser de Manuel, creció bajo el manto de los principios que sus padres le inculcaron. Gracias a su formación, se ha erigido como un destacado empresario, periodista y escritor  de fama internacional, el que ha sido reconocido por las afamadas revistas Forbes y Mercado, así como por Latin American Quality y otras instituciones de renombre como uno de los empresarios más destacados de la República Dominicana y Latinoamérica. Su éxito, sin duda, es un reflejo del amor y los valores que recibió en su hogar, por lo que la comunidad tamborileña lo califica como un filántropo del altruismo y amor al prójimo.

Desde el reino celestial de Dios, Manuel observa con una sonrisa serena los logros de su hijo, sabiendo que su legado sigue vivo. Su alma permanece en cada rincón de los corazones de sus seres queridos. En la memoria colectiva de Tamboril, Manuel Rosario es recordado como un hombre de virtud, prudencia y respeto, un faro de humildad que iluminó el camino de muchos. Su ejemplo sigue vivo, un eco resonante en cada paso de su familia y de su pueblo, que lo lleva en su corazón, hoy y siempre.

"Un hombre de principios, un comerciante ejemplar, que vivió con dignidad y dejó un legado de amor y sabiduría. Su nombre perdurará en los ecos del viento de Tamboril: Manuel Rosario."


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