Candado constitucional: un cerrojo para Danilo y una llave para Leonel
En un giro político que se asemeja a un juego de ajedrez, la reciente reforma constitucional, impulsada por el presidente Luis Abinader, ha dejado claro quiénes están dentro y quiénes fuera del tablero.
Mientras que el
expresidente Danilo Medina, así como otros aspirantes, incluyendo al propio jefe de Estado actual, se ven ante un candado constitucional impenetrable, la figura de Leonel Fernández se perfila como el pez en el agua,
nadando en un mar de posibilidades.
El poder ejecutivo ha tomado una decisión que resuena con
eco de autoridad: el presidente Abinader ha cerrado las puertas a aquellos que
ya han ocupado la presidencia, manifestando una clara voluntad de romper con la
perpetuidad en el poder. Pero ha entregado una llave maestra del candado al expresidente
Leonel Fernandez para que pueda volver a
ser presidente de la República.
El jefe del Estado dominicano dijo, el domingo durante su
alocución en el acto de proclamación a la Carta Magna, que rechazó negociaciones propuestas por
organizaciones políticas para habilitar al exmandatario Danilo Medina.
Abinader indicó que se negó a cualquier "negociación o conveniencia" política, con lo que se mantiene la prohibición a Medina de postularse nuevamente al cargo de presidente y vicepresidente del país. “Negándonos a negociaciones o conveniencia política, reiteramos que quien ya fue electo en 2016 tampoco podrá volver a postularse”, indicó.
La misma disposición que impide a Medina volver a postularse a candidato presidencial se erige como un faro de esperanza para Leonel Fernández, al que parece ofrecer un pasaje VIP que podría aprovechar para volver al solio presidencial.
El actual mandatario no ha escatimado en palabras al proclamar que su administración será recordada por su honestidad y compromiso democrático. En un acto casi heroico, se niega a utilizar la mayoría del Congreso para buscar su propio beneficio, y en cambio, establece un blindaje constitucional que busca proteger la integridad del sistema. Este “candado” se convierte, así, en un símbolo de su administración, un escudo contra las tentaciones del poder.
Afirmar que “el país está primero que cualquier gobierno” es
un grito que retumba en los corazones de aquellos que buscan un liderazgo
responsable. Sin embargo, la pregunta persiste: ¿es realmente un sacrificio
altruista o una maniobra política para despejar el camino a nuevos
contendientes, como Leonel?
Mientras Danilo queda atrapado en las garras de la
prohibición, Leonel Fernández se encuentra en una posición privilegiada. Como
un fénix que renace de sus propias cenizas, el exmandatario puede contemplar la
escena política desde una atalaya privilegiada. En este nuevo contexto, su
figura emerge como una solución potencial para muchos que sienten que el ciclo
de liderazgo se ha cerrado.
La ironía es palpable: el candado que busca proteger el
sistema democrático de la reelección indefinida parece también abrir una
ventana de oportunidades para aquellos que aún tienen el poder de sorprender.
Mientras algunos ven en la reforma un avance hacia la alternancia política,
otros ven en ella una estrategia cuidadosamente tejida que deja a Danilo a
merced del destino, mientras Leonel se acomoda en el trono de las
posibilidades.
En este escenario de luces y sombras, donde las figuras del
pasado intentan hacerse un lugar en el presente, se impone una realidad: el
futuro político de la República Dominicana está en juego. La reforma
constitucional, aunque presentada como un triunfo de la democracia, es también
un campo de batalla donde las aspiraciones y las ambiciones se entrelazan en un
complicado entramado.
Así, mientras el candado constitucional impide a Danilo
Medina volver a ser protagonista, deja entrever que, en la danza del poder,
siempre hay quien logra sortear las limitaciones. La historia aún no ha
terminado de escribirse, y el próximo capítulo, sin duda, se desplegará en un
tablero donde las jugadas maestras definirán el rumbo de la nación. ¿Será el
regreso de Leonel Fernández la respuesta a las esperanzas de un pueblo cansado
de viejas promesas? Solo el tiempo lo dirá.
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