La gobernadora de Santiago exige a cúpula del PRM respetar las bases
SANTIAGO, R.D.- La
gobernadora de esta provincia, Rosa
Santos, se erigió como la voz de los marginados en el seno del Partido
Revolucionario Moderno (PRM), exigiendo respeto y justicia para los organismos y
militancias locales, ante atropellos recientes de los que han sido objeto.
Las palabras de la representante del presidente Abinader
en Santiago resonaron como un trueno, exigiendo a las altas esferas del partido
que respeten las raíces que sustentan su poder: las bases y los organismos
locales.
La gobernadora,
cual escudo protector de las bases, alzó su voz contra lo que consideró un
irrespeto de los funcionarios palaciegos, quienes, según sus palabras, parecen
olvidar que sus cargos fueron conquistados por la militancia en las
comunidades.
La gobernadora advirtió,
con una mezcla de indignación y esperanza, que desde la capital deben aprender
a respetar el poder local, en un llamado a la cúpula nacional del PRM para que
cesen las imposiciones y devuelvan la dignidad al liderazgo local.
El ojo del
huracán se puso de manifiesto la pasada semana en Tamboril y Navarrete,
epicentros de un conflicto que ha encendido las pasiones políticas, tras decisiones
de cambios de funcionarios locales del Ministerio de Educación, adoptadas sin consensuar
con los organismos de esos municipios.
La chispa: la
destitución de Sergio Guzmán, director del Distrito Educativo 08-09, una
decisión que, para muchos, fue como arrancar un árbol centenario del suelo
fértil de Tamboril. En su lugar fue designada Rosa Dolkarys D’Aza Caraballo,
una figura de linaje político pero sin arraigo en la comunidad.
Con candados y
corazones enardecidos, los dirigentes cerraron las puertas del distrito
educativo, convirtiendo el gesto en un símbolo de lucha por la justicia
territorial. “Los empleos de Tamboril son para la gente de Tamboril”, sentenció
Álvarez, encendiendo la llama de un movimiento que no se apaga con palabras
desde la capital.
El conflicto,
como una tormenta política, sigue su curso, dejando claro que en Tamboril y Navarrete no solo se juega el destino de un
puesto, sino el alma de una comunidad que se niega a ser silenciada.
Comentarios
Publicar un comentario
Los comentarios de los lectores no deben ser ofensivos a personas e instituciones, de lo contrario nos revervamos el derecho de eliminar su publicación o no