Por Eugenio Taveras
Los consejeros y orientadores aparecen a granel en los medios de comunicación, y yo, en nombre de esa parte de la sociedad que todavía puede mantener su frente en alto, pregunto: ¿tienen esos comunicadores calidad ética y moral para decirles a los ciudadanos lo que deben hacer y cómo proceder en tales o cuales circunstancias, cuando ellos no son un ejemplo a seguir, a sabiendas de que la sociedad los tiene identificados y que lo único que pueden lograr es la cruda crítica de un pueblo abandonado a su suerte?
Se les olvida a los manejadores de opinión que el pueblo un día deberá tomar en cuenta que la confianza que ha depositado en ellos ha sido tomada como punto de partida para conseguir prebendas, dejando de un lado la verdadera misión de comunicar por la de amasar fortuna, porque es más fácil venderse al mejor postor que lograr el equilibrio de una sociedad de por sí desesperada, que se ha quedado sin un chapulín que la defienda, porque cada uno entendió que es mejor acogerse a la sentencia de “sálvese quien pueda”.
Los destinos de un pueblo no solo deben descansar en las autoridades que cambiamos cada cuatro años, si no también es responsabilidad de cada ciudadano y todos debemos luchar para que los estamentos del Estado funcionen como fueron redactadas las leyes, pero no, estamos siendo aconsejados y orientados por hombres y mujeres que solo buscan su propio bienestar y no el beneficio colectivo.
Ahora soy yo quien les pido, en nombre de esa parte de la sociedad que todavía puede mantener su frente en alto, que sigan amasando el dinero que les llega fácil, sin ningún esfuerzo, que de nada les servirá estar engañándose a sí mismos, pero que recuerden que hace mucho tiempo que estos tres cuartos de isla los indios fueron exterminados por una cosa llamada encuentro de dos razas, o dos culturas, ocurrida allá por el Siglo XV, cuando un ex convicto de nombre Cristóbal Colón llegó por error a las costas de nuestro país, específicamente, el 5 de diciembre de 1492, y que los historiadores denominaron por error Descubrimiento de América, según nos cuentan los escritos de la época.
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