El tiempo no existe
Por Rey Arturo Taveras
El tiempo
no existe,
es ilusión necesaria,
invención del hombre
para domar el caos del universo
y darle forma a la vida.
La
naturaleza nunca conoció relojes ni calendarios:
el Sol que nace y muere,
la Luna que recorre las noches,
las estaciones que giran
como una rueda infinita.
Fue el
ser humano,
incapaz de vivir en la incertidumbre,
quien transformó los ciclos en medida,
los movimientos en segundos, minutos y horas.
Así
nacieron los días,
los meses y los años:
no del cielo,
sino de la necesidad humana
de regular la vida.
Egipcios,
sumerios, babilonios
leyeron los astros como relojes divinos,
marcaron cosechas y mercados,
ritos y encuentros.
El tiempo fue, desde entonces,
un pacto secreto,
un acuerdo para no perdernos
en el fluir incesante de la naturaleza
para
existir como materia viva en el universo
La mayor
invención del hombre
no fue la rueda ni el fuego,
sino el tiempo, artificio invisible
que gobierna nuestras existencias.
Relojes
de sol, de agua y arena,
clepsidras y calendarios,
cadenas primeras
con que sujetamos lo inaprensible.
Desde entonces vivimos atados a su compás,
campanas que dictan cuándo nacer,
cuándo trabajar,
cuándo celebrar
y hasta cuándo morir.
En el
universo no hay tiempo:
no hay arriba ni abajo,
sólo espacio y vacío.
El tiempo nació en la Tierra
como espejo de nuestra fragilidad.
Porque sabemos de la muerte,
y al medir el tiempo
buscamos prolongar la ilusión de permanecer.
Cada 31
de diciembre,
cuando celebramos el fin y el inicio,
no festejamos un capricho de la naturaleza,
sino nuestra propia invención:
ese artificio que nos da memoria del pasado,
nos arranca lágrimas y risas en el presente,
y nos siembra esperanza en el futuro.
El tiempo
no existe,
pero lo necesitamos
para existir.
Por eso
nadie quiere morir,
y la ciencia busca prolongar la vida,
ese breve tránsito humano:
nacer, crecer y partir.
El tiempo
no existe,
y la existencia se debe gozar
sin pensar en principio ni fin.
Vivamos la eternidad del instante,
la plenitud de estar aquí.
Porque el
tiempo no existe.
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