El hombre que intentó matar al empresario Johan Rosario no tiene domicilio, ni nombre propio y es violento
SANTIAGO, REP. DOM.- Una historia espeluznante y que estremece al país indica que ''como salido de la nada, apareció en Tamboril un sujeto envuelto en sombras, sin domicilio ni raíces, con nacionalidad falsa y sin honra, el cual se hace llamar Luis Gustavo Soto, Michael o Feur, cuyo domicilio y ciudadanía se desconoce: dicen que es de origen haitiano, violento y peligroso.
Llegó a Tamboril proclamándose dirigente de la Fuerza del Pueblo y como destacado asesor político, pero las altas autoridades de ese partido niegan que pertenezca a esa organización y aseguran desconocer de donde salió el monstruo que enfrenta cárcel por intentar asesinar a un hombre de honor y ejemplo nacional como Johan Rosario.
''Es un usurpador de títulos, un fantasma de la política, que como el caballo de Troya se infiltró en casas y conciencias de los dirigentes políticos de Tamboril y terminó asesorando a la ex candidata a la alcaldía local, Indiana Domínguez, aunque la militancia lo miraba con recelos, como a un intruso que trae mala sombra'', responden los dirigentes políticos que se sintieron afectados por el intruso.
Con violencia en la lengua y fuego en las manos, alteró la paz partidaria del municipio, atacando y enfrentando a connotados dirigentes locales, a los que enfrentaba, manoteaba como bestia y empujaba como si fueran objeto inanimados.
En Tamboril se dice que el asesor y amante de la excandidata engañó a dirigentes políticos con préstamos millonarios, que retuvo armas de fuego que no le pertenecían , por lo que los supuestos compañeros de partido lo describen como un depredador que se alimentó de la ingenuidad ajena, como la de su pareja sentimental Indiana Dominguez.
Tras el atentado de muerte contra el empresario, periodista y escritor Johan Rosario nadie lo ha defendido, ni siquiera un familiar, ni partido, ni pueblo, porque lo consideran un apátrida, un individuo violento y sin domicilio ni raíces.
El ataque al empresario Johan Rosario.
Según narra la víctima, detrás de la escalera de la casa lo aguardaba la trampa, planificada con premeditación y alevosía por Soto y la ex aspirante a alcaldesa de Tamboril.
Como fiera en acecho, Luis Gustavo Soto se escondía para atacarlo, y cuando Rosario subió los peldaños finales de la escalera, escuchó primero palabras de insulto y después sintió un golpe demoledor que lo lanzó al piso como árbol fulminado por un rayo.
“¡Busca la pistola para matarlo!”, ordenó Soto a Johandy Enmanuel, lo que no se materializó, pero la escena se convirtió en un infierno rojo, porque los hijos pequeños del periodista, de apenas 8 y 9 años, lloraban desconsolados al ver a su padre cubierto en sangre, como Cristo en el Gólgota, víctima de la perfidia en su propia casa.
Un guardia privado del residencial, ángel inesperado, irrumpió a tiempo en el lugar del atentado y escuchó la siniestra orden del agresor que procuraba un arma de fuego para finiquitar la vida del empresa que ya estaba sonámbulo por los golpes recibidos.
El testimonio del vigilante se convirtió en la piedra angular de la acusación del Ministerio Público al atacante.
Los golpes fueron tan contundentes que Rosario sufrió fracturas en el rostro, una herida abierta en la cabeza y múltiples contusiones.
La herida moral se produce con traición bajo el mismo techo
Un video que circula como pólvora en las redes sociales muestra lo indecible: el supuesto asesor político y la misma Indiana Domínguez propinando golpes a un Rosario ya inconsciente, desvalido e incluso inconsciente, al que se ve a la mujer intentando estrangularlo mientras sus hijos de 8 y 9 años presenciaban con horror pesadilla.
Un pueblo indignado: Tamboril habla
La indignación se extendió por Tamboril, Santiago, el pais y el extranjero como viento huracanado, porque las redes sociales hirvieron con voces de condena.
“Ahí tienen al sinvergüenza, desconocido, apátrida y sin moral. Se hacía pasar por asesor político, pero no era más que un farsante de procedencia haitiana. Ese toro deberían meterlo 20 años en la cárcel” -Clamó un dirigente de la Fuerza del Pueblo, en Tamboril, al tiempo que negaba su militancia de tan reputada organización.
La captura del hombre sin rostro
Después de un mes prófugo, la justicia lo alcanzó y lo llevó tras las rejas tras ser alertado de que la Policía Nacional lo buscaba.
Soto acudió a la sede del DICRIM en Santiago en comparecencia voluntaria y terminó siendo arrestado de inmediato.
Su figura, que alguna vez se quiso vender como estratega político, se convierte en símbolo de la traición, violencia y la mentira.
En Tamboril, los viejos refranes cobran vida: “No hay peor cuña que la del mismo palo”, “quien cría cuervos, le sacan los ojos”, y “la traición duele más que el cuchillo”.

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