En el Jet Set “la clase pesa más que la sangre “
CODIGO32-SIPRED-OPINIÓN
“La clase social pesa más que la sangre.”
En el caso de la tragedia de la discoteca JetSet, donde la noche se volvió ceniza y el gozo se tornó luto, no será la justicia la que decida, sino los acuerdos de grupos en los aposentos del poder.
Los banqueros que perdieron a los suyos y los dueños de la discoteca se estrecharán la mano en salones blindados, no por compasión, sino por pertenencia y por interés mercurial.
Ellos son de la misma casta, y el poder del Estado los arropa como un manto invisible que solo cubre a los elegidos. A ellos no les importan los muertos, porque los difuntos son almas que no sufren y por eso prefieren luchar por la existencia terrenal abrazados a sus fortunas.
Mientras tanto, las víctimas sin nombre, los hijos del anonimato, esos cuyos apellidos no abren puertas ni invitan al brindis del olvido, quedarán esperando.
Si se atreven a alzar la voz, la justicia les responderá con papeles sellados, posposiciones eternas e incidentes que parecen laberintos.
Porque si los poderosos no se enfrentan, el conflicto se archiva, y la herida del pueblo se disimula con burocracia.
La sangre de los pobres se seca en silencio, mientras los trajes caros acuerdan que la tragedia es mejor olvidarla entre copas y convenios.
Así, una vez más, el dolor se vuelve privilegio… y la justicia, un salón al que no todos están invitados.
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