La Decisión de Abinader: Un Acto de Responsabilidad en Tiempos Turbulentos
En una
danza política donde el descontento puede convertirse en tormenta, el
presidente de la República Dominicana, Luis Abinader, ha decidido desviar el
curso de la tempestad con el anuncio del retiro inmediato del Proyecto de Ley
de Modernización Fiscal, realizado el 19 de octubre de 2024.
La decisión del mandatario es
un acto de responsabilidad, una manifestación de sensatez en tiempos inciertos,
porque ha evitado un levantamiento popular que podría haber desencadenado
consecuencias impredecibles para país, su gobierno, su partido, el PRM, y su
propia honra.
El mandatario ha puesto los
oídos en el corazón del pueblo, captando las vibraciones de un clamor colectivo
que resonaba en cada rincón de la sociedad del territorio nacional y mantuvo
incendiadas las redes sociales.
En lugar de aferrarse a un
proyecto que ya había comenzado a desmoronarse bajo el peso del rechazo
popular, el primer mandatario eligió escuchar el clamor de la sociedad y esa
capacidad de atención demuestra un rasgo de liderazgo, un faro en la
penumbra de la política, iluminando el camino hacia un entendimiento más
profundo entre gobernantes y gobernados.
El retiro del proyecto fue como
una brisa refrescante en un día caluroso, un alivio que llegó justo a tiempo
para calmar los ánimos.
Al actuar con prontitud,
el jefe de Estado salvaguardó su
imagen y ganó el favor del pueblo, reforzando la idea de que un líder
debe ser, ante todo, un servidor. La democracia florece cuando aquellos en el
poder tienen la humildad de escuchar y responder a las inquietudes de su
ciudadanía.
La reforma fiscal, tal como se
había propuesto, se convirtió en un símbolo de la desconexión entre el gobierno
y la gente. Cada rechazo resonaba como un tambor en el pecho de la nación,
marcando el ritmo de una desconfianza que amenazaba con estallar.
Al retirar el proyecto, el
mandatario no solo desactivó una bomba
de tiempo; mostró que la voluntad popular no puede ser ignorada sin
consecuencias.
Este episodio nos recuerda que
en la política la verdadera fuerza no reside en la imposición de ideas, sino en
la capacidad de diálogo.
Luis Abinader ha
demostrado que ser un buen gobernante implica, sobre todo, ser un buen oyente.
Su decisión, lejos de ser un signo de debilidad, es un poderoso testimonio de
madurez política.
En conclusión, el presidente ha
construido un puente mágico entre su administración y el pueblo,
cimentado en la confianza y el respeto mutuo.
La retirada del proyecto de Ley
de Modernización Fiscal no solo resguarda su reputación y la del PRM, sino que
también refuerza un principio fundamental de la democracia: el poder reside en
el pueblo. Así, Abinader se alza no solo como un mandatario, sino como un
verdadero representante de los intereses de su nación.
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