La Reforma Fiscal enfrenta al pueblo dominicano y sus instituciones no gubermentales

CODIGO-32-SIPRED
Por Rey Arturo Taveras 

Las vistas públicas en el Congreso legislativo de Republica Dominicana han cobrado vida, convirtiéndose en escenario teatral donde la sociedad dominicana manifiesta su descontento ante la propuesta de reforma fiscal del gobierno. 

En este escenario vibrante, el presidente Luis Abinader se prepara para dar un discurso crucial, donde todos esperan un compromiso real: la modificación o el retiro total de un proyecto que, a primera vista, parece más una carga que una solución.

La presencia masiva de ciudadanos y representantes de sectores clave durante estas vistas públicas es un reflejo palpable de la preocupación que se cierne sobre el futuro económico, social y politico  del país. 

El eco de voces unificadas resuenaron en las paredes del Congreso, clamando contra un proyecto que, según muchos, promete llevar al país al abismo de la inestabilidad económica. Como un río desbordado, las críticas fluyen, desde todos los pueblos de la nacion, unidas en un solo clamor: “¡No a la reforma fiscal!”

Los representantes de entidades como el Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep) y la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD) han expuesto su rechazo y su preocupación por las consecuencias que tendría el aumento de impuestos.

 "Se fue el pacto fiscal", gritan, como si la frase fuera un mantra que encapsula el sentimiento general. En lugar de medidas que garanticen el bienestar, lo que se propone es un contrasentido que podría ahogar la esperanza de miles de familias, resuena como tambores de guerra las quejas cidadanas.

Mientras tanto, las calles alrededor del Congreso son testigos de una multitud que, con pancartas en mano, demanda un cambio. En un ambiente cargado de tensión, las voces de los que exigen justicia social y económica se entrelazan, formando una sinfonía de resistencia que se niega a ser silenciada. 

La eliminación de exenciones fiscales y el aumento del Impuesto a la Transferencia de Bienes Industrializados y Servicios (Itbis) son solo algunas de las espinas que la propuesta ha clonado en el corazón de los ciudadanos contribuyentes de un pais ahogado en deudas, con un gobierno sin recursos economicos para dar respuestas a los males que aquejan a la ciudadania.

La propuesta de modificación de la reforma  se convierte en un documento frío y administrativo,  en un texto que pone en jaque la posibilidad de acceso a la vivienda, un derecho tan esencial como el aire que respiramos. 

Las figuras politicas de la oposicion y de los gremios empresariales y de las organizaciones no gubernamentales utilizan su voz para recordar que la reforma puede ser considerada inconstitucional, una sombra que se cierne sobre la legitimidad de la propuesta. Sus palabras, como un rayo en medio de una tormenta, iluminan el debate sobre la transparencia y la participación ciudadana.

El clamor colectivo en torno a la reforma fiscal no es solo una cuestión de cifras y porcentajes, sino una lucha por el futuro del país. Las vistas públicas se han convertido en un verdadero laboratorio de ideas donde se forja la esperanza de un mejor mañana. 

La decisión del presidente Luis Abinader en su próximo discurso será un hito en este proceso: un paso hacia la reflexión y la posible modificación del proyecto de reforma, o un eco más en la lejana historia de descontento. 

El pueblo dominicano espera respuestas y, sobre todo, acciones que respalden la voz de la ciudadanía.

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