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martes, 11 de febrero de 2020

En la Búsqueda del Sueño Americano

CODIGO 32
“Mientras más conoces el sistema,  más sobrehumana es la molestia”

Santiago, Rep. Dom. El territorio dominicano es una pulcra nación de ausentes que circunda el 13% de la población en los Estados Unidos.
Desde los años ochenta, nacionales de nuestra patria empezaron a emigrar en grandes masas a ciudades norteamericanas.
De similares representaciones a países como Holanda, Alemania, España,Italia, Canadá y Suiza, así bien a otras islas del caribe bajos protectorados de Inglaterra, Estados Unidos, Holanda y Francia. 

Estos criollos formalizan las retiradas única y exclusivamente por las faltas de oportunidades y porque reciben mejores salarios en las señaladas naciones.
De acuerdo a registros de la Comisaría del Censo de los Estados Unidos, en su continental territorio viven alrededor de 957 mil dominicanos (as), New York es el Estado con mayor concentración de autóctonos con 455 mil y Florida con 109 mil (datos del 2010 al 2014). 
New Jersey, Rhode Island, Pennsylvania, Massachusetts y Connecticut, son la cualidades Estados donde residen miles de nuestras gentes. 
No obstante, la despoblación en general es legal y las formas que logran las residencias corresponden a razones sanguíneas (familiares). 
Determinadas de estas esencias humanas tras permanecer temporal o definitivamente, si poseen ciertos recursos económicos se dedican a los negocios de bodegas, supermercados, restaurantes, salones de bellezas o a conductores de taxis. 
Sin embargo, la gran mayoría, aún sin poseer el Social Security tienen que levantarse a tempranas horas con códigos anticipados para dirigirse a los respectivos centros de trabajo, entre ellos factorías y otras pésimas demandas reventadas. 
Otros se distinguen porque se consagran a nuevos y criticados encajes, ya que facturan en sus percepciones conseguir dineros rápidos. 
También es indudable que muy pocas de nuestras gentes aún pisando territorio estadounidense con las tarjetas de residencias y bien con los bachilleratos o las preparatorias aprobadas, no se preocupan en tratar de ingresar a las universidades o de lo contrario a un instituto técnico para no tener que seguir sudando las gotas gordas con sabor a esclavitud moderna. 
Es de vital importancia señalar además, que la gran mayoría de las personas que llegan a esta nación como desnudos obreros, devengandos salaries mínimos a nueve dólares las horas, solventando viviendas o habitaciones ensalzadas de precios y rodeados de los descuentos por las contribuciones de impuestos, nunca lograrán un bienestar feliz. 
Nuestra masa social y de otras nacionalidades tienen que ser ecuánimes y reconocer, que quien no estudia en los Estados Unidos y no posee un negocio propio, es considerado como uno más del montón. 
Un ejemplo de lo narrado en esta investigación es la Licenciada en Publicidad y profesora de matemáticas, Elcida Antonia Beato Betances, que hace varios años emigró hacia la tierra del “llamado Sueño Americano”. 
La profesora Beato Betances al ser cuestionada al respecto, dijo: “aunque llegué con dos diplomas universitarios dentro de la maleta, tuve que trabajar los  tres primeros años cuidando niños y en mis horas libres estudiaba el inglés como segundo idioma”. 
Sostuvo asimismo, que enseguida de dominar bien la lengua y obtener el certificado logró conseguir un mejor empleo en un plantel educativo de New Jersey, donde hasta el momento se mantiene impartiendo docencia. 
“Debo decirles a todos mis paisanos, y eso bien los saben, que a cualquier nación que una persona llegue tiene que realizar los trabajos que sus nacionales rechazan, pero hay que dar el todo contra todo para poder salir a caminos, además de tener buena suerte”, indicó la educadora. 
También recordó que así como ella pudo alcanzar su objetivo, hay miles de dominicanos y de otras nacionalidades que los han logrado a través de grandes sacrificios humanos. 
Del mismo modo manifestó, que cuando cumplió cinco años como residente optó por la nacionalidad con el objetivo de poder realizar una maestría. 
Desde esta media isla le deseamos a la profesora Elcida Antonia Beato Betances, todo lo mejor más allá de la frontera. 
Exhortando al mismo tiempo a conservar los principios éticos con vocación de servicios y afianzarlos siempre para que avance hacia montañas más altas y firmes. 
No puede negarse que las mujeres tienen mas bolas que en un juego de ping pong en China y frenar el habla que esta verdad es muy bien reflejada. 
Afirmar con mucha propiedad, que ellas están a tiempo en relación a los números ya que saben imaginar antesalas para conseguir los que se proponen; organizan cálculos tales a las lámparas que proyectan luces cuando les encienden las mechas. 
A su vez, las mujeres en esta era contemporánea se enfrentan a un mundo muy competitivo en lo laboral y profesional, debido a que tienen que ser mujeres, madres, esposas, trabajadoras competentes y más aún si se encuentran en suelos foráneos en búsquedas de sueños que no pudieron alcanzar en su país. 
Sintiendo que la escena se vuelve cada vez más fría y que alcanzaremos a cortar la corriente del viento con los filos de una navaja, es sustancial enfatizar que el escenario dominicano, de países de América Latina y de lejanas latitudes del planeta, necesitan de prestigiosos remolques para no permitir que profesionales, técnicos y asalariados se adviertan obligados a abandonar sus naciones detrás de aventuras que en ocasiones resultan ser favorables, pero en casos contrarios las mismas se convierten en  pesadillas para nunca olvidar.
Por Andres Beato Betances
Andres Beato 04@ gmail.com
El Autor es periodista y escritor dominicano.

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