Empresario Johan Rosario honra a su padre, Don Manuel, como “el viejo tronco” que sigue en pie

CODIGO32-SIPRED

TAMBORIL, R.D-. El empresario, periodista y escritor Johan Rosario rindió un sentido homenaje a Don Manuel Rosario, su padre, a quien evocó como “viejo tronco”, que sigue vivo como símbolo de firmeza, raíz y legado, a cuatro años de su partida. 

Don Manuel Rosario, fallecido el 20 de junio de 2021, es recordado como un hombre de alma serena y voluntad incansable. 

Su hijo lo describió como “un arquitecto silencioso del bien, cuya vida sembró valores que aún florecen.” 

En un tributo lleno de imágenes poéticas, Johan entrelazó la memoria con la palabra, afirmando que su padre sigue presente “en la lluvia que escampa”, y en “la semilla que aún se abraza al verbo y al alma solidaria”.

En versos que circulan en medios digitales y redes sociales, Rosario sostiene que su padre no murió, sino que “trascendió a otra dimensión”, donde las enseñanzas no se disuelven, sino que se elevan.

 “Cuatro años, viejo tronco, y Pina sigue en acecho de tu eterno regreso”, escribió, en alusión al pueblo natal y al amor que resiste los embates del tiempo, en corazón de todos, en especial de su madre, doña Pina Monsanto. 

Para Johan Rosario, su padre fue guía y cimiento, faro de conducta y reserva de sabiduría cotidiana. Lo recuerda como un “caminante profundo de las flores de junio”, una metáfora que funde lo terrenal con lo trascendente, aludiendo a la época de su partida.

“Fue sembrador del bien común, conjugador sagrado de todo lo que soy”, expresó el empresario, quien afirma que su camino ha sido moldeado por los consejos y el ejemplo de su padre.

 A pesar del paso de los años, asegura que la voz de Don Manuel aún resuena en su conciencia como eco que orienta y consuela.

Este homenaje forma parte de una serie de escritos poéticos y reflexivos con los que Johan Rosario ha querido preservar la esencia espiritual de su padre. 

Para muchos que han leído sus textos, Don Manuel se ha convertido en símbolo de una generación que, desde el silencio, edificó con dignidad.

Aunque el almanaque sume años, hay legados, como el de Don Manuel,  que no mueren: simplemente cambian de forma y siguen habitando en la sombra protectora de un viejo tronco que nunca cayó.