Estamos en un momento tumultuoso por las discrepancias entre los poderes del Estado, contradicciones por la pasión entre dirigentes políticos por conseguir el asiento presidencial, el egoísmo y los actos violentos que hieren la susceptibilidad de muchos y causan desalientos.
Se anhelan cambios en la forma de concebir y hacer, ya que inquietan a las mentes y perturban los corazones.
Por las desgracias de estos males hay desavenencias y violencias en la familia, tráficos de estupefacientes, ambiciones exageradas de empresarios, desconfianza en la justicia.
Por lo demás, la presión de las Naciones Unidas, Estados Unidos y otros países que parecen ser son nuestros enemigos, así como hostiles traidores internos que realizan episodios contra la independencia y la integridad de la República Dominicana.
Los presidentes de los partidos y movimientos políticos y bien la llamada sociedad civil que dicen "representar al pueblo", deben urgentemente ponerse de acuerdo respecto a la problemática haitiana, que a mi entender todo ha sido deliberadamente, con el objetivo de que nos hagamos cargos de todas sus dificultades y de esa manera aprovechar y unir los dos países para crear los que ellos tienen en mentes, "la República de Quisqueya". Eso constituiría hundirnos por completo como nación.
Las presiones y propuestas de los organismos internacionales son infaustas e inaceptables, puestos que darían como acabadas nuestras leyes y la madre de todas las leyes que es la Constitución Dominicana.
Evitemos desaparecer como país porque ahí si es verdad que el pueblo dominicano no tendrías ninguna esperanza, y los pobres compartirían sus necesidades con los millones de indigentes haitianos.
Vamos a defender como hombres civilizados cada metro cuadrados de la nación para no tener que parafrasear a Balaguer cuando dijo después de haber perdido las elecciones del año 1978: "hoy lloran como niños, los que no supieron defender como hombres".
Impidamos tener que mirarnos todos los días los pies con las cabezas hacia abajo por vergüenzas, que con el tiempo podría convertirse en fundamentos de barros.
Debo expresar además, que con las cenizas de los traidores abonaremos las semillas de nuestra tierra, y precisamente como hay una corriente de voluntarios de la patria, también podría haber una calle que se llame, inversamente, calles de traidores de la patria y en ambos lados de la misma desde el principio hasta el final repleta de nuestra bandera.
Jua Pablo Duarte dijo en su época: "mientras no se escarmienten a los traidores como se debe, los buenos y verdaderos dominicanos, serán víctimas de sus maquinaciones".
Jamás comprenderé a las mentes extraviadas, si no están despistadas entonces están compradas.
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