Santiago Antonio López, de 76 años, quien reside en el barrio Las Flores de Canca la Piedra, dijo que después del accidente no ha vuelto a trabajar, porque el golpe que sufrió la columna vertebral le impide caminar y labrar la tierra como lo hacia antes.
Cansado por el cúmulo de los años y viviendo de la caridad de amigos y parientes lejanos que le envían ayudas esporádicas, desde Estados Unidos, Santiago López narra que ha solicitado a los político ser incluido en los programas de solidaridad del gobierno, pero que sus pedidos de auxilios han caído en el olvido.
Santiago Antonio López es el ejemplo de miles de hombres y mujeres que han entregado su vida al trabajo agrícola y al no cotizar en la TSC carecen de una pensión que les garantice la subsistencia en la postrimería de su vida.
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