CODIGO 32//SALUD
El
Chocolate, es el alimento seductor de los dioses, el manjar de la seducción que mejora el humor
y contagia alegría en las personas. Ha recorrido un largo camino y tiene su
interesante historia para contar.
Los
primeros documentos que hablan de la vaina del cacao se remontan al año 600, en
México, siendo el pueblo maya el primero en disfrutar esta delicia. Tanto era
el placer que, para ellos y los aztecas servía como elemento de trueque por
considerarse más preciado que el oro; lo llamaban "xocolatl" que
significa "agua espumosa".
Cuentan las
leyendas que en 1519 el emperador Moctezuma agasajó ritualmente a un perplejo
Hernán Cortés con un vaso de esta bebida porque lo creía un Dios viviente.
Otros sostienen que fue Cristóbal Colón el primer europeo en saborear "el
agua de los dioses" en la costa de la actual Honduras.
Pero una versión
romántica dice que Hernán Cortés envió semillas de cacao a un monasterio de
Zaragoza, con las indicaciones para prepararlo y allí habría nacido el primer
chocolate europeo. Así, los españoles comenzaron a tomar chocolate como una
bebida dilecta, que se volvió aún más preciada cuando le agregaron azúcar.
Por
otro lado, un grupo de monjas que colonizaba a los mismos primeros dueños de
este manjar lo perfeccionó con ramas de canela, vainilla y anís. Un siglo
después, los españoles abandonarían su exclusividad y el chocolate haría su
entrada triunfal en Francia. Al poco tiempo, Europa entera sentía fascinación
por este alimento: lo consideraba un medicamento, un reconstituyente y hasta un
brebaje con virtudes afrodisíacas.
En 1755 llegó a Estados Unidos, cuando
todavía era una colonia inglesa. El perfeccionamiento llegó cuando lo tocaron
las manos de los suizos, el cambio fue radical y se convirtieron en los
campeones del chocolate. Su industria pasó de producir 600.000 kilos en 1890 a
17 millones en vísperas de la Primera Guerra Mundial. Hoy el chocolate traspasa
las barreras de oriente y occidente y el mundo entero lo disfruta en todas sus
formas; yo por ejemplo, ese día me dejaré tentar y perderé la cordura frente a
las trufas de El Greco.
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