Director distrital de Canca la Piedra cancela empleados y contrata haitianos ilegales para labores del cabildo

CODIGO 32

''Ex director distrital de Canca la Piedra, Alejandro López, denuncia ilegalidad laboral y abandono de obras.

En el corazón de Canca la Piedra, el clamor de la comunidad resuena como un eco desgarrador. Alejandro López, exdirector del distrito municipal y arquitecto de su desarrollo entre 2006 y 2010, ha alzado la voz para condenar el abandono que envuelve obras vitales, entre ellas el bulevar sobre el río Tambor, ahora un triste monumento a la desidia de las actuales autoridades.

López denuncia también la contratación de haitianos indocumentados por parte del actual director distrital, Lisandro de la Cruz, para labores de limpieza en el ayuntamiento. Esta práctica, que desafía las leyes laborales y de migración del país, provoca un torbellino de indignación en la comunidad.

 “Debería dar vergüenza a las autoridades publicar esas fotos”, escribe López en su cuenta de Facebook, donde la imagen de la obra en ruinas, construida en su gestión,  contrasta con la de trabajadores haitianos, que tras la cancelación de personal local, han tomado su lugar.

Las palabras de López encuentran eco en las quejas de líderes comunitarios que, como aves enjauladas, se sienten huérfanos de un liderazgo que debería guiarlos. “Necesitamos representantes que cumplan con su deber de fiscalización y creación de ordenanzas”, claman, mientras miran al horizonte en busca de una autoridad responsable que atienda los reclamos comunitarios.

Por su parte, Lisandro de la Cruz, en un intento por justificar su torpeza administrativa ha dicho en reiteradas ocasiones,  de manera pública, que no es un político, cuyo  desconocimiento de las normativas administrativas lo descalifica para gobernar.

Sin embargo, este argumento parece un intento suyo  de eludir responsabilidades y una  defensa insípida ante la creciente desconfianza de la comunidad, la que ha comenzado a calificarlo como un director inepto que no sirve para gobernar un pueblo tan pequeño como Canca la Piedra.

La pregunta que queda en el aire es clara: ¿podrán las voces unidas de la comunidad romper las cadenas del abandono y la ilegalidad que denuncia Alejandro López? Solo el tiempo dirá si la esperanza florecerá en este terreno árido de promesas incumplidas.




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