Un virus doblega el poder y la soberbia de los humanos y tira al suelo su grandeza

CODIGO 32

Las calles estan muertas. El coronavirus las mató. Ese microorganismo, creado o no, mutado o clonado, invisible a la vista humana, ha silenciado el bullicio de las grandes y alegres ciudades, paralizó el agitado movimiento de los pobladores del planeta, frenó la economía y los motores que la mueven.

El COVID-19 no es un ser humano, pero tiene un nombre, que aunque suena bonito, será temido hoy, mañana y siempre, porque ha doblegado el poder de los humanos en el planeta, arrodillándolo hasta besar la tierra que durante miles de años ha explotado, extrayendo de ella, de manera indiscriminada, los recursos que le dan el equilibrio al  planeta.
Dicho microorganismo se ha hecho temer y ha cambiado todas las maniffestaciones del hombre en la tierra, haciéndolo respetar a la naturaleza e impidiendo que el veneno de la ambición humana, generado por las industrias productoras de dinero, siga contaminando el universo. 

                             

Después de los estragos causados por la  pandemia del coronavirus, vendrá un nuevo orden mundial y un cambio de pensamiento en la humanidad. 
Todo pasará y vendrá un nuevo amanecer, donde renacerá el amor  y la humanidad apreciará con mayor devoción el valor de la vida en la tierra. 

El encierro obligatorio, por temor al contagion del COVID-19,  mas que daño hará bien, porque habrá una integración familiar y volverá la costumbre perdida de compartir en familia, donde se volverá a sentir el calor de los padres ausentes y la alegria de los niños, que antes de la pandemia vivian solitarios en los hogares.