CODIGO 32
Por Arturo Taveras
Por Arturo Taveras
´´Cuando el hombre mediocre logra una corona, tarde o temprano, la pierde porque sus conquistas son en base a las artimañas que lo caracterizan´´
El sociólogo y médico ítalo-argentino José Ingenieros
escribió un libro titulado ´´El Hombre Mediocre´´, el cual fue publicado en el año 1913, cuya obra trata sobre la naturaleza del hombre,
comparando dos tipos de personalidades: la del hombre mediocre y la del
idealista.
José Ingeniero analiza las características morales de cada
uno y las formas y papeles que estos tipos de personalidades han adoptado en la
historia, la sociedad y la cultura, lo que en la actualidad se aplica a la vida
social y política del dominicano, donde muchos mediocres se convierten en aves de carroña para lograr ascender y tener una vida cómoda sin tener que forzar su cerebro para crecer de manera intelectual y aplicar lo aprendido a favor de la colectividad.
EL HOMBRE MEDIOCRE
Según Ingeniero, ´´El
hombre mediocre es incapaz de usar su imaginación para concebir ideales que le
propongan un futuro por el cual luchar. De ahí que se vuelva sumiso a toda
rutina, a los prejuicios, a las domesticidades y así se vuelva parte de un
rebaño o colectividad, cuyas acciones o motivos no cuestiona, sino que sigue
ciegamente. El mediocre es dócil, maleable, ignorante, un ser vegetativo,
carente de personalidad, contrario a la perfección, solidario y cómplice de los
intereses creados que lo hacen borrego del rebaño social. Vive según las
conveniencias y no logra aprender a amar. En su vida acomodaticia se vuelve vil
y escéptico, cobarde. Los mediocres no son genios, ni héroes ni santos.
Un hombre mediocre no acepta ideas distintas a las que ya ha
recibido por tradición y ataca de manera feroz a quienes dicen lo contrario de lo que piensa, sin darse cuenta
de que justamente las creencias son relativas a quien las cree, que pueden existir hombres con ideas totalmente contrarias al mismo tiempo. A su vez, el
hombre mediocre entra en una lucha contra el idealismo por envidia, intenta
opacar desesperadamente toda acción noble, porque sabe que su existencia
depende de que el idealista nunca sea reconocido y de que no se ponga por
encima de sí.
Es el prototipo de la mayoría de los políticos dominicanos
que, por lograr una vida cómoda, se convierten en borregos, mulas, chivos expiatorios,
peones, sobre todo, perros vira latas que tienen que esperar a que el amo o jefe
político le deje caer una migaja para comer.
EL HOMBRE IDEALISTA
El hombre idealista es un hombre capaz de usar su
imaginación para concebir ideales legitimados sólo por la experiencia y se propone
seguir quimeras, ideales de perfección muy altos, en los cuales pone su fe,
para cambiar el pasado en favor del porvenir; por eso está en continuo proceso
de transformación, que se ajusta a las variaciones de la realidad. El idealista
contribuye con sus ideales a la evolución social, por ser original y único; se
perfila como un ser individualista que no se somete a dogmas morales ni
sociales; consiguientemente, los mediocres se le oponen. El idealista es
soñador, entusiasta, culto, de personalidad diferente, generoso, indisciplinado
contra los dogmáticos. Como un ser afín a lo cualitativo, puede distinguir
entre lo mejor y lo peor; no entre el más y el menos, como lo haría el
mediocre.
En el plano político, cuando el hombre idealista aplica la moral y no logra
imponerse a base de la explotación del mediocre y del uso de los recursos del
pueblo es atacado de manera inmisericorde y tratan de desmoralizarlo, empañar su
reputada imagen embarrándolo con el excremento de su
mediocridad.
Es que como plantea José Ingeniero, en la vida política y social "El hombre mediocre
forma parte de un rebaño o colectividad, cuyas acciones o motivos no cuestiona,
sino que sigue ciegamente. El mediocre es dócil, manejable, ignorante, un ser
vegetativo, carente de personalidad propia, contrario a la perfección, es cómplice de los intereses creados por aquellos que los hacen borrego del rebaño social. Como político, el hombre mediocre se convierte en lobo feroz y vive como el zorro, según las conveniencias. Es por eso que se deshumaniza y no logra aprender a amar. Todo el que no esta con el es u enemigo. En su vida acomodaticia se
vuelve vil, escéptico y cobarde. Los mediocres no son genios, ni héroes, ni
santos." A su vez, intenta apocar desesperadamente toda
acción noble, porque sabe que su existencia depende de que el idealista nunca
sea reconocido y de que no se ponga por encima de sí".
En la política y en la vida social y económica dominicana, el
hombre mediocre es sectario, egoísta, hipócrita
y en su afán por sobre salir sin ideales propios busca afectar los méritos de los demás con mentiras inventadas, haciendo uso de la chismografía
para alimentar la discordia y así traspasar su imagen mediocre a los que crecen
con sus propias ideas y su trabajo digno sin dañar a nadie.
MEDIOCRE
La palabra mediocre tiene su origen en el latín: mediocris.
El concepto original de esta palabra significa lo que está a mitad de la
montaña o peñasco. Con el tiempo adquirió el significado actual. La Real
Academia Española define la mediocridad: "de calidad media", de
"poco merito, tirando a malo".
Esta expresión se utiliza en todos los ámbitos, culturales,
científicos, artísticos, económicos, entre otros, y siempre conlleva un
elemento valorativo y en cierta manera despectivo: es estar a medio camino, no
estar definido porque ni siquiera llega a ser malo.
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