Fuerza del Pueblo denuncia “viacrucis” de Tamboril bajo el peso de apagones y la miseria social
La licenciada Claribel López, miembro de la Dirección Central, entregó un documento a la prensa, junto a otros dirigentes de la organización, en el que se enumeran los males que, como un enjambre de plagas, han ido cercando la vida cotidiana del municipio.
El presidente provisional de la entidad politica, José Santo Cepeda, advirtió que las interminables tandas de apagones amenazan con estrangular la economía local, mientras que el sistema educativo se tambalea como una escuela sin cimientos.
En tanto que el empresario y dirigente político Cresencio Burduan fue aún más tajante al decir que lo que hoy padece Tamboril no es una herida aislada, sino el reflejo fiel de la enfermedad que carcome a toda la nación.
A su lado, otros dirigentes de la organización: Carlos Espinal, José López, Víctor Mon Santo, Apolinar Estrella y la señora Juana Morel, reforzaron el clamor de auxilio que recorre las calles.
El documento describe un panorama sombrío: apagones interminables que caen sobre los hogares y fábricas como golpes en plena columna productiva, multiplicando la impotencia de las familias y el estancamiento del comercio.
Pero la oscuridad no se limita a la falta de energía, porque, según la denuncia, la educación elemental de Tamboril se encuentra en estado crítico: niños sin inscripción escolar, útiles y materiales didácticos que jamás llegan a las aulas, y escuelas que parecen esqueletos de cemento, sin pupitres ni maestros suficientes.
En materia de infraestructura, la Fuerza del Pueblo señala que calles, aceras, contenes y puentes han sido abandonados al deterioro, como si fueran ruinas de una ciudad olvidada.
El documento también denuncia la falta casi absoluta de agua potable, líquido convertido en un lujo que apenas aparece dos veces por semana.
Familias enteras se ven obligadas a comprar el recurso a precios cada vez más altos, mientras pagan facturas que no reflejan servicio alguno.
La tragedia se multiplica con la escasez de medicamentos en la botica popular del hospital municipal, donde los pobres chocan contra los altos precios de las farmacias privadas.
A este calvario se suma el incremento de la delincuencia, el encarecimiento de los alimentos y el abandono de los centros deportivos, convertidos en solares de polvo y maleza.
“La comunidad tamborileña sobrevive entre apagones, hambre, calor y miedo.Lo que vivimos aquí es el espejo de un país gobernado a base de improvisaciones, donde el dolor del pueblo no ocupa lugar en la agenda oficial”, sentencia el comunicado.
La Fuerza del Pueblo concluyó exigiendo soluciones inmediatas, aunque advirtió que la actual gestión del PRM “solo ha sembrado desesperanza, dejando a Tamboril y al país atrapados en un laberinto sin salida visible”.
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