CODIGO 32 Fabi, te tengo que matar, me pesa pero órdenes son órdenes. Cama confortable. No lo noté mientras lo hacíamos, respondió buscándole los ojos, diría que estuviste, que estuvimos arrebatadores. El Texano buscó su Magnum. Se volvió. Fabi, hincada, le apuntaba. No soy Fabiola, soy Isabel, y le acertó en la frente. Enseguida llamó a su gemela; encintado y liado con una cobija lo tiraron a la orilla del río. Allí lo reconoció el Zurdo Mendieta que se fastidió. Odiaba tenazmente todo lo de los narcos y el Texano era uno de los lugartenientes de Pacho Cuén, capo que estaba marcando en Aguaruto. Es para narcóticos, informó al jefe. Hazte cargo, tengo tres elementos de narcóticos hospitalizados y Pineda de vacaciones. Hágalo volver. No seas infantil, si a ti te da igual el verano a él no, tiene familia y están en la playa. Vio la frente agujereada, la boca encintada. Está desnudo, comentó el forense, presenta una película de flujo en el pene: lo usó antes de morir. Escuch...