Cabildo de Tamboril y la sociedad civil reconocen a dos de sus hijos Meritorios

CODIGO 32
Por Rey Arturo Taveras 

TAMBORIL, R.D.- Bajo el manto de una noche alegre, donde la música y las palabras danzaron al ritmo de la grandeza para escribir la historia con tinta de oro  en las almas de dos de sus hijos más ilustres y meritorios: El Dr. Félix Caraballo y el Ing. Víctor Polanco. 

 La biblioteca Tomás Hernández Franco fue un santuario de emociones, un crisol de orgullo donde la sociedad civil y la alcaldía, con manos de gratitud, entregaron el título de "Hijos Meritorios" a sus dos luminarias que han  trazado senderos de grandeza en el municipio, al destacarse en el altruismo, la salud, la ingeniería y los deportes. 

La banda municipal de música, dirigida por el maestro Alberto Llanos, cual viento que susurra antiguas melodías, elevó los acordes del Himno Nacional y regaló al ambiente la nostalgia de "Por Amor", canción de Rafael Solano, entre otras interpretaciones instrumentales. 

Con voz que clama la bendición celestial, el cura  párroco Javier Báez, elevó la gratitud hasta los oídos divinos para que Dios siga colmando de sabiduría a los tamborileños y demás ciudadanos dominicanos, a fin de que pongan su inteligencia al servicio de sus semejantes, como lo han hecho Víctor y Caraballo. 

Cual ola gigante que danza al ser movida por el viento y que rompe en júbilo contra la orilla, la canción "A Tamboril" del maestro Pao Isael  Germosén inundó el auditorio y en cada nota musical vibró la esencia de un pueblo que canta sus raíces y narra  las historias de sus grandes y estelares figuras. 

Bajo la batuta del doctor Carlos José Rosario, la maestría de ceremonia fue un fuego encendido que avivó la llama del reconocimiento, arrancando aplausos que estremecieron la casa de las letras y las lecturas, en Tamboril. 

Las palabras se volvieron poesía en la voz de Rosa Iris Clairo, quien con magistral declamación erigió en versos el alma de la Pajiza Aldea de Tomás Hernández Franco, a través del poema "Mi Canto a Tamboril" de la insigne educadora y poetiza Elsa Brito de Domínguez.

Con el corazón henchido de orgullo, el alcalde,  Anyolino Germosén, pintó con palabras el legado de quienes, con pinceles de esfuerzos, han coloreado el lienzo de su pueblo, construyendo infraestructuras, salvando vidas y contribuyendo con los más necesitados. 

El doctor Félix Caraballo, en el arte de sanar cuerpos y llenar de esperanzas el alma de los sufridos, con su filantropía y servicio hipocrático, recibió su distinción tras una  emotiva semblanza narrada por el ecologista Domingo Rodríguez, la que fue ampliada   por una canción, a ritmo de salsa, cuyas letras fueron escritas por el Dr. Carlos José Rosario. 

Luego, el ingeniero Víctor Polanco, arquitecto de progreso y de cimientos firmes de la sociedad, vio reflejada su trayectoria en la lectura de una semblanza escrita y leída por José Mercader, caricaturista, pintor y escritor, la que también estuvo acentuada por un tema musical, con iguales letras de Rosario. 

Como árboles de raides frondosas y  profundas, los homenajeados estuvieron cobijados por la sombra cálida de sus familias que asistieron al acto, agradeciendo con palabras entrecortadas por la emoción, a quienes hicieron posible este encuentro con la memoria y el honor del trabajo y el intelecto.

Con un brindis de vino, acompañado de versos, conversaciones afables y con la dulce intervención de doña Elsa Brito recitando su poema "Luna", escrito por ella en su inocencia de los 14 años, Tamboril selló una noche donde el honor fue un título escrito con letras doradas y un eco inmortal en la historia de su gente.




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