Johan Rosario, un hombre que convierte sus heridas en abrazos y su dolor en bendición
Haverstraw, Nueva York. - En un mundo materializado y de corazones tan duros como el acero, donde la prisa de la vida suele apagar los latidos del alma, el escritor, periodista y empresario Johan Rosario hace florecer el amor mientras camina con su alma descalza por senderos de fuego y espinas, con su corazón protegido solo por la bondad que le sirve como escudo.
Rosario, poeta de las causas nobles, sembrador de paz, escribe al andar la historia de un ser inofensivo que devuelve con bien los golpes brutales que reciben sus mejillas.
Su actuación no se circunscribe a poses ni discursos ilusorios, es un modo de vida en un mundo de contradicciones, tal como lo hicieron los antiguos místicos Francisco de Asís, envuelto en su ropaje de humildad, Gandhi con su bastón de verdad, la madre Teresa de Calcuta con su andar entre los leprosos del alma, así como el Cristo eterno que aún camina entre los pobres de espíritu.
Desde su tribuna virtual, en las redes sociales, donde cada palabra suya es un suspiro de esperanza, Johan no persigue likes de seguidores, sino corazones despiertos que sigan sus pasos.
Su más reciente escrito lo difundió desde Haverstraw, New York, esa tierra norteña que le sirvió de refugio cuando la vida le mostraba sus espinas, donde este poeta del alma ha vivido sus días más dulces.
Allí , como si el universo tuviera memoria, Johan ha recibido los frutos de su siembra silente: amigos que lo abrazan, bodegueros que le regalan sonrisas sinceras, más de lo que reciben con amor, cocinas improvisadas en patios con sabor a cielo que le ofrecen suculentos manjares, y lo más valioso, los abrazos y el amor de un pueblo que lo quiere y le expresa solidaridad con palabras llenas de alegría que acarician su alma.
“Los abrazos aquí”, dice Johan con voz quebrada por la gratitud, no fueron con los brazos, sino con el alma. Me dijeron sin palabras: No estás solo. Uno no puede evitar imaginar al mismo Jesús en esos gestos anónimos, multiplicando amor en lugar de panes, sanando heridas con miradas y devolviendo dignidad con sonrisas”.- dice Johan en su plataforma digital.
Este hombre que ríe a solas como quien conversa con ángeles, ha dejado una declaración tallada en fuego sobre la piedra de su fe: “¡Jesucristo ha resucitado! ¡EN VERDAD RESUCITÓ!”
No lo dice como consigna religiosa, sino como quien ha visto resucitar a Jesús en cada gesto de amor que ha recibido.
Más que un hombre de carne y hueso, Johan Rosario es un testimonio viviente de que el amor no se extingue, solo cambia de forma… y a veces, toma la forma de abrazos como los que recibió en Haverstraw.
Wao muchas bendiciones 🙏
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