Saneamiento arroyo Gurabo, un Burro Flaco que no resiste dos viajes
‘’Burro Flaco no da dos viajes’’, mucho menos si lleva sobre sus hombros una
carga pesada, reza un refrán que
encierra un “dicho agudo, sabio y sentencioso de uso común, expresión que emerge de la sabiduría popular”,
lo que se aplica al saneamiento del
arroyo Gurabo de Santiago, el cual lleva una carga de una inversión superior a los 1,500 millones de
pesos, pero se aprecia que los trabajos del mismo están paralizados como un
burro flaco.
Esa manifestación de
la filosofía de la vida, con la rudeza del hablar común, que recoge los resultados
del crisol de una obra que tiene una descripción con ribetes de rostro humano, constituye una carga económica para el Estado dominicano que no se justifica con el trabajo realizado, en sus inicios.
El resultado de la construcción de la primera etapa del
proyecto resulta inverosímil, a la luz de los expertos en ingeniería, porque
en comparación con el dinero invertido es
mayor la carga económica que pesa sobre el Estado que los pasos dados por
un burro flaco, del cual no se
espera pueda dar dos viajes con una carga tan pesada y dispareja, pero apetecida por muchos ambiciosos.
Parece que el jinete responsable de la marcha de la obra se encuentra
agachado bajo la sombra oscura de los acuerdos público-privados y cuyo compromiso se oculta entre paredes de oficina, para disfrazar la carga
monetaria que cae en las cuentas bancarias de las arcas financieras de la empresa contratante.
El gobierno ha definido el
proyecto como una obra de rostro
humano y ecológico, lo que se conjuga con la parte del cuerpo de una doncella definido
como cara, la más pequeña, visible y atractiva de las féminas ante
los ojos de los demás, la que no se puede cubrir ni ocultar, por lo que es disfrazada
con pinturas de colores para el engaño de lo que oculta el cuerpo. Es lo que ocurre con la
primera etapa del saneamiento del Arroyo de Gurabo, el cual esconde grandes debilidades y fealdades a la población que se siente admirada y a traída por tan deslumbrante proyecto.
Es que el saneamiento del Arroyo Gurabo se define como la panacea y el orgullo del presidente Luís Abinader para sellar su triunfo electoral en Santiago, Ciudad donde su popularidad electoral no cuadra con la inversión que realiza su gobierno.
Con la lentitud que presenta la marcha de los trabajos de la obra, con la flaqueza y debilidad que se aprecia y la carga de la inversión, podría el proyecto quedarse
a medio construir y por eso se realizó el maquillaje en la cara de la obra, mientras que en la extensión del cuerpo cunden los problemas que afectan a más personas que las ya desalojadas.
En el discurso de inauguración de la primera etapa del plan
que busca rescatar y lograr sanear la fuente acuífera, el presidente Luis
Abinader proclamó que el proyecto “Tiene varias vertientes, ya que no solo
resuelve un problema medio ambiental, sino que es un proyecto de mejoramiento
social y de lucha contra la delincuencia”.
Pero las palabras del mandatario parecen haber caído en el vacío, porque la
obra luce estancada y camina como el burro flaco con la pesada y anhelada carga
de 1,500 millones de pesos, resbalando y dejando majaderos que demuestran que sería
‘’ más la sal que chivo’’ y que las palabras del mandatario no se han conjugado
como manda la inspiración y pasión del jefe de Estado.
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