No al Borrón y Cuenta Nueva
El origen de
la expresión ¡Borrón y Cuenta Nueva! proviene de las antiguas contadurías, en
la época medieval, cuando se escribía
con pluma y tinta. En ese entonces no existía modo alguno de corregir una
cuenta, pues la tinta era indeleble y no podía borrarse, así que era necesario
hacer un “borrón”, una mancha, para indicar que esa cuenta ya no era válida, no
servía y había que tirarla a la basura y hecharla al
olvido.
Está claro
que un borrón es una mancha que desluce o afea y se ve mal ante la vista de los
demás. Así ocurre cuando se trata de un delito social cometido contra un pueblo,
cuya mancha debe ser borrada para siempre, al tiempo que se debe buscar la forma de que no se repita.
En el plano
religioso los problemas aplazados son problemas
resueltos”. Para las Iglesias los errores humanos se pagan con penitencias, Esa
es otra interpretación del borrón y
cuenta nueva más positiva y benévola, el perdón que libera del pecado del error
cometido, que aunque desluzca, limpia y salva “, aunque sean actos indignos por
sus efectos perniciosos en la reputación y fama.
El perdón es
lo que plantea el expresidente Hipólito Mejía, Borrón y Cuenta nueva para los
expresidentes, a los que considera intocables. Echar en el saco del olvido
cualquier acto de corrupción en la administración pública del mandatario que se
va. Para Hipólito Mejía lo mejor pudiera ser echarlo en el saco del olvido,
como si nunca hubiera sucedido nada. Así lo hizo el fenecido presidente don
Antonio Guzmán con Joaquin Balaguer en el 1978 y como lo hizo el propio Mejia
con Leonel Fernandez en el 2000.
Pero eso no es lo que quiere el pueblo dominicano. Este pueblo clama justicia contra los corruptos del Partido de la Liberación Dominicana que se enriquecieron en el poder.
El Borrón y
Cuenta Nueva tiene un marcado carácter
positivo y beneficioso en el plano personal y religioso, pero muy perjudicial
cuando se trata de asuntos del Estado, cuando se desfalca el erario, cuyo
interés es colectivo.
El borrón y cuenta nueva, en un plano general o colectivo, hace que se
olviden los errores cometidos por los administrados del bien público y
constituye un perdón inaceptable. Por eso, cuando no hay un castigo se corre el
riesgo de que se vuelvan a repetir los mismos actos de corrupción.
Parecería
una torpeza imperdonable no mirar hacia atrás para saber hacia dónde se
encamina el destino de la República Dominicana si no se castigan los actos de
corrupción en la administración pública.
Perdonar a
los corruptos significa perder el norte del país, la objetividad, el sentido
común, es desconocer los indicadores de la Historia que nos ha tocado vivir en la
patria de Duarte, nuestra amada Quisqueya.
Por eso hay
que decirle No al Borrón y Cuenta Nueva.
Comentarios
Publicar un comentario
Los comentarios de los lectores no deben ser ofensivos a personas e instituciones, de lo contrario nos revervamos el derecho de eliminar su publicación o no