Anastacio Jiménez “El Comandante Armando”: recibe homenaje , en Nueva York
CODIGO 32
Por la patria, por la palabra y por la dignidad, vivió y aún resiste. Así fue reconocido el ex combatiente de abril, Anastacio Jiménez, por la diáspora dominicana en Nueva York.
Por Rey Arturo Taveras
Nueva York, EE.UU.- Entre los muros solemnes de La Dirección de Cultura Dominicana en el Exterior, adornado por murales, banderas y aplausos, el nombre de Anastacio Jiménez, también conocido como Tatan o El Comandante Armando, retumbó como un eco de la historia viva de la revolución de abril que aún late entre los dominicanos.
El acto conmemorativo, tambien fue auspiciado por Roberto Castillo, del Comité de Homenaje de Nueva York, inicio con la magistral participacion del declamador Dagoberto Lopez Coño, quien, declamo el poema ''Un comandante para una sola historia'', escrito por Anastacio después de la guerra en honor a los comandantes Manolo Tavarez justo, Juan Miguel Román, Sostene Peña Jaque y Francisco Alberto Caamaño Deño.
Hijo de Tamboril, pueblo de cigarros, de música y de poesía, este guerrero múltiple: abogado, político, psicólogo, actor, dramaturgo, escritor y combatiente de la libertad, recibió una placa de reconocimiento por su participación en dos gestas inmortales: la Guerrilla de 1963 y la Revolución de Abril de 1965.
Acompañado por su esposa, Dilia Jiménez, el homenajeado caminó hacia el escenario como quien lleva en los hombros los fantasmas de sus compañeros caídos y en el pecho la llama encendida de la patria.
Nacido el 9 de marzo de 1941 en hogar de los esposos Ezequiel Tomas Jiménez - Keko y María Otilia Martínez, en Tamboril , cuna también del insigne poeta Tomás Hernández Franco, Anastacio es parte de una estirpe que prefiere morir de pie antes que vivir de rodillas.
Se formó en los liceos UFE de Santiago de los Caballeros y el nocturno de su pueblo natal, y más tarde se convirtió en abogado en 1984. También estudió Psicología Cognitiva en UTESA, sumando ciencia al temple de su alma rebelde.
Fue vocero del Comité Estratégico del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y candidato a la alcaldía de Tamboril.
Pero no bastaba con la lucha política: su pasión por el arte lo llevó a fundar, escribir, actuar y dirigir piezas teatrales que removían conciencias. Obras como El Doctor Tres Catres y La Pasión de Cristo revelaron su vena creativa y su compromiso cultural.
También adaptó para las tablas Diles que no me maten, del mexicano Juan Rulfo, y fue miembro activo del Teatro Popular Cantón (TEPOCAN).
Pero fue en la montaña donde su nombre se tatuó en la historia con letras de sangre y coraje. En diciembre de 1963, se alzó en armas junto a Manolo Tavárez Justo en Las Manaclas, cordillera Central, en respuesta al golpe de Estado que derrocó al gobierno democrático de Juan Bosch.
Aquel 21 de diciembre, el comandante Manolo cayó junto a quince valientes, mártires de una democracia truncada. La sangre de esos hombres regó la tierra fértil de la dignidad dominicana y germinó en abril de 1965, cuando nuevos combatientes, inspirados por esa primera llama, protagonizaron la Revolución Constitucionalista.
“Todos los dominicanos debemos recordar siempre a Manolo Tavárez Justo”, expresó uno de los oradores del evento. “Por eso, saludamos hoy a don Anastacio Jiménez, por haber empuñado el fusil de la justicia y por haber llevado en su alma el machete de la palabra, el pincel del arte y la brújula moral de una patria posible”.
En la mirada de Anastacio, tras los años, las luchas y las derrotas dignas, brillaba un fulgor que no envejece: el de aquellos que hicieron del amor a la patria su único escudo.
Por eso, la noche del 24 de abril del 2025, en Nueva York, lo supieron todos: el Comandante Armando sigue en pie.
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