Movimiento Católico Renacer Familiar: tres décadas de fe y esperanza en acción
ez, bajo el amparo espiritual de la Arquidiócesis de Santiago de los Caballeros.
Fruto de la inspiración del misterio de la Santísima Trinidad, el movimiento surgió como un soplo de unidad en tiempos de desunión, como una llama que encendió corazones dormidos.
Ocho mujeres fueron las primeras en recibir el curso fundacional: esposas dispuestas a transformar su relación de pareja y su vida familiar. En apenas un mes, esas ocho luces se convirtieron en hogares alegres, firmes en la fe y rebosantes de amor.
La transformación fue tan visible que los esposos, maravillados ante el cambio, quisieron también beber de esa fuente espiritual. Así nacieron los encuentros para hombres y mujeres, los martes y jueves, y con ellos, la primera comunidad de familias unidas en Cristo.
Margarita, guiada por el Espíritu, soñó entonces con un método que fortaleciera el matrimonio, una pedagogía del amor que hiciera de cada casa un templo familiar.
Así nació el Hogar Familia de Nazaret, donde se impartían los cursos, y donde el saludo “¿Cómo están, familia?” se convirtió en el emblema del movimiento, expresión sencilla y fraterna que resume la esencia del amor cristiano.
De esa experiencia florecieron nuevas uniones, como la de Luis y Evelin, la primera boda surgida del movimiento, y una red de familias que, domingo tras domingo, se congregaban en la eucaristía para agradecer por el milagro de la unidad.
Hoy, a casi tres décadas de su fundación, Renacer Familiar continúa extendiendo sus ramas con operativos médicos, charlas, encuentros y el más carismático retiro familiar que pronto tendrá lugar en un hotel de Puerto Plata.
El movimiento celebra la llegada del Dr. Espíritu Santo, coordinador diocesano de las comunidades médicas Renacer Familiar, y la integración de nueve médicos más, que dan vida a la segunda comunidad médica católica diocesana.
“Dios nos ama a través de nuestro trabajo misericordioso y solidario con los más pobres”, proclaman sus fundadores, convencidos de que el Espíritu Santo es el ángel que los guía para agrandar la Iglesia Católica y mantener viva la llama del amor familiar que un día encendieron en Tamboril.

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