Johan Rosario ejemplo de humanidad: víctima de la maldad y la ambición.

CODIGO32-SIPRED

SANTIAGO, R.D. - La noche del pasado lunes se tiñó de sombra y desconcierto en el corazón de Tamboril  por un hecho que ha consternado a este pueblo.

El empresario, periodista y escritor Johan Rosario fue apresado de manera irregular, en un hecho que ha despertado la indignación de familiares, amigos y ciudadanos que conocen su trayectoria intachable y su inquebrantable compromiso con la solidaridad.

La escena, narran testigos, tuvo más de abuso que de justicia, más de venganza, egoísmo y maldad que de ley.

“No más mentiras, no más abuso. Queremos justicia para Johan Rosario”, claman sus allegados, quienes recuerdan que el comunicador es un hombre de corazón noble, entregado por años a ayudar a los más necesitados, sin pedir nada a cambio.

“A los que hacen el bien no se les destruye, se les honra”, repiten sus amigos y comunitario, visiblemente conmovidos.

El apresamiento se sustenta en una supuesta orden de alejamiento emitida en 2022, la que, según videos y testimonios, habría sido incumplida por la propia denunciante, quien visitaba el hogar de Johan con frecuencia, compartiendo cenas, cumpleaños y encuentros familiares, también en playas y restaurantes.

El peso del bien frente a la sombra del daño

Quienes conocen a Johan lo describen como un alma limpia, noble, sincera, de mirada serena y manos abiertas para ayudar y abrazar al prójimo, incapaz de agredir ni ofender a sus semejantes y simpre dispuesto a tender puentes donde otros levantan muros. 

Su labor social trasciende palabras: más de treinta empleados directos y decenas de colaboradores indirectos dependen de su empresa; además, donaciones mensuales que superan 1.2 millones de pesos sostienen proyectos humanitarios en comunidades vulnerables de la República Dominicana.

Por eso, la noticia de su apresamiento cayó como una herida abierta en el corazón de Tamboril. 

“El bien que Johan ha hecho habla más fuerte que cualquier mentira”, expresó Julio Martínez, entre lágrimas y lamentos.

En las calles, en las redes, en los corazones de muchos, se repite un mismo eco:“El pueblo sabe quién es Johan Rosario. La verdad camina con él y prevalecerá en la justicia y divina ”

Su gente, la misma que ha sentido su mano amiga en los momentos más oscuros, exige respeto por su nombre y su humanidad.

“Un hombre íntegro, de valores y corazón solidario, no merece el daño que la maldad intenta imponer.”

Entre la voz  del viento y el murmullo de la indignación, Tamboril se levanta como una sola voz:

“A un corazón noble no se le destruye, se le reconoce.”
Justicia para Johan Rosario.

Comentarios

  1. Dios pero hasta cuando tanto abuso , lo siento mucho y espero que la actue como se debe.

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  2. Y por qué solo publican una parte de la historia publiquen la otra parte de la historia

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