Empresario Radhamés Rodríguez exhorta a tabacaleros sembrar con esmero para preservar la calidad
SANTIAGO, R.D. -El presidente de la Asociación Dominicana de Cigarros y Tabaco (ADOCITAB) y de la prestigiosa Tabacalera El Artista, Osvaldo Radhamés Rodríguez, elevó su voz como una brasa encendida en defensa del alma de una tradición: el tabaco dominicano de calidad.
Durante su participación como orador invitado en el lanzamiento oficial de la Cosecha Tabacalera 2025-2026, organizado por el Instituto del Tabaco de la República Dominicana (INTABACO), Rodríguez exhortó a los productores a cuidar con esmero la cosecha de la aromática hoja, semilla de identidad nacional, para que los cigarros dominicanos continúen siendo el estandarte de excelencia en los mercados del mundo.
“El buen tabaco nace del amor con que se cultiva. Solo así podremos mantener la calidad y el prestigio de nuestros cigarros en el escenario internacional”, expresó Rodríguez con la convicción de quien conoce los secretos del humo y la tierra.
En su intervención, el empresario también felicitó al director de INTABACO, Iván Guzmán Hernández, por la exitosa convocatoria de productores al trascendental acto, y valoró el consenso alcanzado entre industriales y cultivadores para mantener el equilibrio entre la oferta y la demanda, garantizando la sostenibilidad del sector.
En tanto que durante el discurso central, Guzmán Hernández reafirmó el compromiso del INTABACO con los productores del país, anunciando la continuidad del apoyo técnico y la preparación de terrenos en todas las zonas tabacaleras, en colaboración con el Ministerio de Agricultura.
“Cuando termine la cosecha, seguiremos preparando tierras para sembrar cultivos alimenticios de ciclo corto en las mismas fincas tabacaleras. La tierra no debe dormir, debe seguir dando vida”, señaló el funcionario.
Guzmán también destacó como un logro de la actual gestión la producción de plántulas de alta calidad bajo ambiente protegido, en localidades como Yamasá, Cotuí, Cana Chapetón y Quinigua, a las que se suman las generadas por empresas privadas dedicadas a esta tarea.
El lanzamiento de la cosecha tabacalera no fue solo un acto técnico, sino una ceremonia de fe en el futuro, donde el humo del tabaco volvió a entrelazarse con la historia, el sudor y la dignidad de un pueblo que ha hecho del cigarro una sinfonía de aroma, arte y nación.
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