El nombre de ‘Chanito’ Valverde y el cementerio de Carlos Díaz mueren en el olvido
CANCA LA PIEDRA, D.M.- En el lugar donde una vez rugieron los
fusiles y los machetes cortaron el viento como profecía de un combate
encarnecido, yace en el olvido y la indolencia el cementerio de la colapsada
comunidad de Carlos Díaz, montado sobre el mismo suelo donde cayó en combate el
general Sebastián Emilio Valverde, alias Chanito, cuyo nombre también está bajo
el polvo del desprecio de la historia.
Fue el 13 de enero de 1903 cuando el monte de Los Amaceyes se
estremeció con el último galope del general Chanito, quien se alzó en armas
contra el provisional y austero gobierno de Horacio Vásquez, siendo ubicado por
las tropas comandadas por el general Ramón Cáceres (Mon), entonces Ministro de
Guerra y Marina del gobierno.
El general Valverde, antiguo ministro del temido gobierno de
Lilís, no murió por ambición, sino por lealtad a una causa social contra un gobierno instaurado del Vásquez, el cual se desmoronaba.
Así como el cementerio de Carlos Díaz ha sido abandonado por las autoridades del Distrito Municipal de Canca la Piedra, convertido en ruinas bajo breñas, también se encuentra el nombre de Chanito, cuya figura no aparece en los libros escolares y se disuelve en la historia como ocurre con tantos otros personajes
En el sitio donde su sangre apagó el fuego de los fusiles y
su cuerpo se fundió con la tierra, apenas queda el murmullo de algunos
investigadores que conocieron los relatos de aquel sacrificio, justo o injusto,
patriota o no... pero sin duda, historia.
El cementerio, que bien podría llevar su nombre, aunque las
almas allí sepultadas no hayan caído en combate como él, es un lugar triste,
sin flores ni memoria, como una carta que nadie quiso leer y, solo en contadas
ocasiones, algún familiar de los deudos que allí descansan recuerda la
existencia del lugar, pero no la de Chanito.
"Es un retrato del descuido en que nos tienen sumidos
las autoridades del distrito municipal de Canca la Piedra", denuncian
comunitarios de Carlos Díaz, que, entre sepulturas quebradas, nichos torcidos y caminos de
polvo, ven apagarse también la dignidad de su historia, la cual navega
dispersa, fruto del colapso de la villa edificada en esa
localidad.
El olvido no solo cubre las tumbas, sino también el nombre de
Chanito Valverde, un general que, con todas sus sombras, cabalgó por la
dignidad y su convicción de la causa que lo llevó a sublevarse.
Era un hombre valiente para los suyos y una tormenta peligrosa
para los contrarios, pero llevaba la bandera de su conciencia ondeando en su pecho y
el pasado de Lilís ardiéndole en las espaldas..
El general Chanito murió en combate, con las botas puestas,
como mueren los hombres que se niegan a arrodillarse y antes de existir el cementerio de Carlos
Díaz, allí su cuerpo quedó dormido mientras sus enemigos quemaron la causa de su
sublevación, pero jamás pudieron
sepultar su coraje.
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