La muerte de Marcelo Bermúdez Estrella (Milito) cierra un ciclo de dignidad revolucionaria

CODIGO32-SIPRED
Por Rey Arturo Taveras 

SANTIAGO , R.D.- El fallecimiento en esta ciudad del empresario, escultor y luchador antitrujillista Marcelo Bermúdez Estrella (Milito), tras complicaciones de salud, ha dejado un vacío en las cenizas del recuerdo de la lucha revolucionaria. 

Con su partida se cierra un ciclo de dignidad y coraje, un capítulo de la historia donde la patria se escribía con sangre, barro y esperanza.

Marcelo Bermúdez fue un remanente físico y moral de la lucha antitrujillista, un hombre que no solo desafió la tiranía de Trujillo, sino que también sobrevivió a los horrores de La 40 y La Victoria, prisiones donde el dolor se hacía idioma y la piel se convertía en testigo. 

Allí, como tantos jóvenes del Movimiento 14 de Junio, fue torturado, pero no doblegado. Su espíritu , forjado en el fuego de la represión,  emergió más fuerte, más consciente, más humano.

Exiliado en Venezuela y Europa, Milito llevó consigo la patria en el pecho y el sueño de justicia como bandera. 

En 1963, regresó para unirse al alzamiento guerrillero de Las Manaclas, bajo el mando de Manolo Tavares Justo, en un intento heroico por restaurar el orden constitucional tras el golpe de Estado a Juan Bosch. 

Fue uno de los pocos sobrevivientes de aquella epopeya donde la juventud dominicana entregó su vida al ideal de libertad.

Con los años, el guerrillero cambió el fusil por la herramienta del trabajo. En la década de los setenta fundó una de las primeras empresas del Parque Industrial de Zona Franca de Tamboril, convirtiéndose en pionero del desarrollo económico de la región. Desde el cuero y el calzado, Marcelo Bermúdez volvió a moldear el país, pero esta vez con industria, disciplina y visión.

Su creatividad también floreció en el arte. Escultor de alma y manos, obtuvo el Premio León Jiménez y expuso sus obras en prestigiosos salones y museos nacionales. Fue además fundador de Casa de Arte, refugio de la cultura santiaguera y trinchera de pensamiento libre.

Amigo cercano de Juan Bosch, quien lo integró al Partido de la Liberación Dominicana, Milito llevó su integridad a la arena política. Como gobernador de Santiago en 1996, bajo el gobierno de Leonel Fernández, se distinguió por su trato afable, su espíritu progresista y su empeño en atraer inversiones para la provincia. Fue un impulsor de la instalación de la UASD en Santiago, apostando por la educación como el cimiento del porvenir.

 Santiago despide a uno de sus hijos más auténticos, un hombre que supo transitar de la guerra a la paz, del exilio al emprendimiento, del sufrimiento al arte. 

En Tamboril, su legado económico y humano pervive en el parque industrial que fundó, hoy administrado por sus hijos Mucalo y Soto Bermúdez.

Su vida fue una escultura tallada en sacrificio y esperanza. Su muerte, el eco sereno de una generación que soñó un país libre.

Marcelo Bermúdez Estrella (Milito):

la historia lo recordará como un hombre que hizo de su vida un acto de resistencia y de amor a la patria.


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