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jueves, 22 de enero de 2015

El poder y el perdón convierten a delincuentes en Santos

CODIGO 32
Por Arturo Taveras
Delinquir: matar, robar, traficar y vender drogas y armas, constituirse en asociación de malechores para el sicariato y el secuestro, entre otros actos bochornosos son crímenes abominables, inaceptables en la humanidad que deben ser castigados por la sociedad y no premiado como ocurre con ''los delincuentes de cuello blanco'' que se lavan la cara con dinero ensangrentado o con su participación en la política y en  los negocios.
Ya esta comprobado que el delincuente que se porta bien y entra al mundo de la política o se convierte en dadivoso empresario, y si colabora con los gobiernos, puede ser indultado o perdonado como hace Estados Unidos que libera de culpa a delincuentes, ya sea que estén presos o que anden sueltos como diablos con cara de ángel.

Por mandato constitucional el Gobierno de Estados Unidos  da un “tratamiento especial” a delincuentes que son  juzgados en ese país por ilícitos de alto impacto cometidos o a personas que tras cometer crímenes horrendo huyeron de ese pais y no han sido juzgadas, pero que en su pueblo de origen ya se han lavado las manos y limpiado el rostro con la impugnidad política que impera en  América Latina.
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Hay que tomar en cuenta  que no es conveniente la secuencia de perdones y facilidades que el Gobierno norteamericano otorga a criminales  de alto impacto, a cambio de información o porque se lo pida el gobierno de un país aliado como ha ocurrido con República Dominicana y los mandatos peledeistas, que han logrado visa y perdones para politicos que en Estados Unidos fueron delicuentes peligrosos.

Reza un adagio muy típico de los políticos dominicanos que ''el poder político y económico es para usarlo'', sin importar que perjudique al pueblo, porque ya lo dijo Nicolás Maquiavelo que ''el fin justifica los medios''.

En tal sentido, el Ministerio  de Relaciones Exteriores de República Dominicana debería hacer una investigación profunda y minuciosa de las personas con rango de funcionarios públicos, electos por el pueblo o nombrados por el presidente, que via a esa entidad canalizan un visado o un perdón de Estrados Unidos, lo que permite pque se cuelen muchos lobos vestidos de corderos, como ocurrio recientemente con un alcalde Cibaño.
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Los perdones hacen que ,“el Gobierno norteamericano se convierta en un ente que favorece intereses particulares, porque quien fue un delincuente de alto impacto causando un gran daño a la sociedad dominicana o de otro pais,  le dan un tratamiento especial  y eso no es ético”.

El Perdón de un reo en Estados Unidos

En los Estados Unidos, el poder de perdonar está en manos del Presidente según indica la Constitución de los Estados Unidos, Art. II, Sec. 2, que establece que el Presidente:
tendrá el poder de conceder indultos y perdones en los casos de ofensas contra los Estados Unidos, excepto en los casos de personas condenadas en un juicio político.
Todas las peticiones federales de perdón se dirigen al Presidente, y son concedidas o denegadas por él. Como norma, estas peticiones se remiten para su revisión y recomendación no vinculante respecto de las mismas al U.S. Pardon Attorney, un funcionario del Departamento de Justicia de los Estados Unidos. Desde 1977, los presidentes han recibido unas 600 peticiones de perdón o clemencia por año y han concedido alrededor de un diez por ciento de las mismas, aunque el porcentaje de perdones e indultos varía entre las distintas administraciones (globalmente, el número de perdones ha sido menor desde la Segunda Guerra Mundial que en épocas anteriores). Para que un perdón pueda ser concedido, en general los que van a ser perdonados deben admitir previamente su culpa.
El poder presidencial para perdonar y conmutar penas ha sido controvertido desde siempre; muchos anti-federales recuerdan ejemplos de abusos por parte de los reyes europeos de ese poder de perdonar, y advierten que lo mismo podría ocurrir en las repúblicas. Por su parte, The Federalist Papers (una colección de artículos publicada como argumentación para aprobar la Constitución de los Estados Unidos) incluye una fuerte defensa del poder de perdonar. El Presidente George Washington concedió los primeros perdones federales a varios líderes de la rebelión del whisky (desarrollada entre 1791 y 1794 en protesta por los impuestos establecidos a determinadas bebidas alcohólicas).
Muchos perdones han sido controvertidos; los críticos arguyen que los perdones se usan más por conveniencia política que para corregir un error judicial. Quizás el perdón más famoso en la historia de Estados Unidos fue concedido por el presidente Gerald Ford a su antecesor en el cargo, el presidente Richard Nixon, el 8 de septiembre de 1974, por la conducta oficial delictiva que dio lugar al escándalo WatergateJohn Tyler pudo haber sido el primer ex-presidente en beneficiarse de la clemencia, si no hubiese muerto antes de que la Guerra Civil Americana hubiese terminado. Las encuestas mostraron que la mayoría de los ciudadanos estadounidenses desaprobaban claramente en aquel momento ese perdón a Nixon. El respaldo popular a Ford decayó tras su perdón a Nixon, y dos años más tarde fue derrotado en las elecciones presidenciales. Otros usos controvertidos del poder de perdonar incluyen los miles de perdones indiscriminados concedidos por Andrew Johnson a antiguos oficiales y militares Confederados tras la Guerra Civil Americana, la amnistía de Jimmy Carter para los desertores de la guerra del Vietnam, el perdón de George H. W. Bush a seis oficiales de la administración Reagan acusados y/o condenados en relación con el asunto Irangate, y los perdones concedidos por Bill Clinton a terroristas del FALN y a 140 personas (estos concedidos en su último día de presidencia).
Un perdón presidencial puede ser concedido en cualquier momento tras la comisión del delito; el perdonado no tiene por qué haber sido ni condenado ni siquiera formalmente acusado por un crimen. En la inmensa mayoría de los casos, sin embargo, el Pardon Attorney solo considera las peticiones de personas que han cumplido condena y que, además, han demostrado su capacidad para desarrollar una vida responsable y productiva durante un período significativo tras su acusación o tras haber sido liberados. Determinados Tribunales federales sostienen que el Presidente puede perdonar o indultar de forma condicionada, y que la persona objeto de tales perdones e indultos no puede rechazarlos, aunque debe aceptar y cumplir sus condiciones.
El poder de perdonar del presidente afecta sólo a delitos considerados por la Ley Federal. Sin embargo, los gobernadores de muchos Estados de los Estados Unidos tiene el poder de conceder perdones o indultos por delitos considerados por la Ley Criminal del estado. En otros estados, ese poder está en manos de un consejo, o, combinadamente, en las de un consejo y el gobernador.
En menos de un mes, el presidente Barack Obama tomó decisiones importantes, dos de ellas llamadas acciones ejecutivas. Todas de mucha importancia. Pero solamente dos de ellas han tenido amplia cobertura por parte de los medios de comunicación y han generado múltiples reacciones. Una es la relacionada con inmigración y la otra el anuncio de reapertura de relaciones diplomáticas con Cuba. Ambas han sido ampliamente comentadas con motivo del discurso sobre el estado de la nación.
La tercera, a la cual no se le llama oficialmente acción ejecutiva, fue anunciada púbicamente el mismo día que la de Cuba, el pasado Miércoles 17 de Diciembre, pero nadie dijo absolutamente nada, nadie le dio la más mínima importancia. La prensa estaba muy ocupada con lo de Cuba. Pero si la analizamos, tenemos que reconocer que genera suspicacias y muchos interrogantes.
Ese día, la oficina de prensa de la Casa Blanca dio a conocer un comunicado titulado: “El presidente Obama conmuta penas y otorga perdones”. En total fueron favorecidos 20 delincuentes de 13 estados. Para 8 de ellos, todos narcotraficantes, 4 condenados a prisión perpetua, sus condenas expirarán, por orden presidencial, entre Abril y Junio del 2015. No se trata de personas que han cometido delitos menores. No los conozco, no sé nada de ellos, no tenga nada en su contra, pero, como a cualquier ciudadano que se cuida de mantener un buen comportamiento siempre, estas acciones me inquietan.
Entre estos que serán liberados, se distingue un hispano de Dallas, Texas, condenado a prisión de por vida por poseer sustancias controladas con intención de distribuirlas y por posesión y distribución de cocaina. ¿Por qué el presidente perdonó específicamente a estas personas habiendo miles en las cárceles por delitos similares? Nadie da una respuesta.
Además, el presidente perdonó a 12 individuos condenados por diferentes delitos, algunos también de narcotráfico. Es la cuarta ocasión en que el presidente concede indultos desde el 2010, los cuales han favorecido a 59 condenados. Es tradicional que este tipo de acciones sean tomadas por presidentes cuando están terminando sus respectivos períodos en la presidencia. Lo que nunca se explica es cómo se elige realmente a los favorecidos, que tan peligrosos pueden ser o no para la sociedad, en fin. Si el argumento es que se pretende reducir el número de personas en las cárceles, entonces las penas conmutadas debieran ser para muchos, no para 20, que al final no representan un número significativo dentro de una comunidad tan grande.
Varios indultos presidenciales han causado controversia en Estados Unidos, incluyendo el que concedió en 1974 el entonces presidente Gerald Ford a Richard Nixon por su implicación en el sonado caso de Watergate. Ese es un caso excepcional, pero esto de perdonar a ciertas personas cuando hay miles con quizás el mismo o mayor merecimiento por haber cometido delitos menores, o tal vez por su buen comportamiento, porque pueden demostrar que su reincorporación a la sociedad será buena, en fin, es algo que merece explicaciones del gobierno para los ciudadanos. Explicaciones que no se dan y que aparente e inexplicablemente nadie exige o quienes las exigen no son escuchados.
Lo que no está en discusión es que el presidente tiene autonomía para hacerlo. Se la otorga la constitución. Este es parte del texto: La clemencia ejecutiva puede tomar varias formas; incluyendo perdón, conmutación de la pena, remisión o restitución de la multa, y suspensión.
QUE ES UN PERDON
El indulto puede ser total o parcial. A su vez puede ser general y particular.
  • El indulto total comprende la remisión de todas las penas a que hubiere sido condenado el reo y que aún no hubieren sido cumplidas.
  • El indulto parcial supone la remisión de alguna o algunas de las penas impuestas o su conmutación por otras menos graves.

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