Wikipedia

Resultados de la búsqueda

jueves, 27 de noviembre de 2014

El narcisismo político se apodera del alcalde y de los peledeistas de Tamboril

CODIGO 32

Por Arturo Taveras
''El helenístico, egocéntrico y mitológico  ''Narciso'' se enamoró con locura de su propia imagen  y murió ahogado en un estanque al intentar besar su rostro reflejado en las  mansas y cristalinas aguas de aquella fuente''.

Así podría pasarle al alcalde de Tamboril y a los peledeistas que lo rodean, quienes se han enamorado tanto del poder y de una falsa popularidad que se consideran   idolatrados por un pueblo que en realidad los aborrece por egocéntricos que son y terminarán ellos ahogados en la adulonería de los que reciben jugosas  botellas del cabildo y de algunos ilusos que creen que ''todo lo que brilla es oro'' y que ''los huevos de llegua sacan''. 

El  el alcalde de Tamboril se ha enamorado tanto de su figura política que se ha convertido en un narcisista perverso y ha perdido la  capacidad de empatía con el pueblo, por lo que trata de imponer su imágen con fotografías colocadas entre luces navideñas como si se tratara de un santo en un altar en espera de ser adorado y recibir de los beatos el beneficio del voto para seguir en el poder. 

Las fotografías colocadas en medio de las luces navideñas del parque y en la avenida de Tamboril indican que pronto se verá sobre el escritorio del alcalde un letrero que dirá: “Estaré de acuerdo contigo siempre que tu admitas que yo soy Dios”. 

Pero como todo político narcisista  sólo reconoce las necesidades del otro en la medida que sirvan a su propio beneficio, el ejecutivo municipal de Tamboril  engaña al pueblo invirtiendo el dinero del erario en fantasías, luces que se apagan y solo dejan el reflejo mental de una ilusión óptica embriagante que al final oculta la malversación del dinero público. 

Lo pomposo y extravagante, aunque sea fugaz ,  atrapa al pueblo cuya reflexión política la  mezcla con los sentimientos y la intimidad ideológica., lo que aprovecha el narcisista.  notoriamente extrovertido y hábil, para  manipular con luces y colores  la  emoción de un pueblo cauto en la ilusión para seducirlo y subyugarlo con miras a un nuevo proceso electoral

El alcalde ha logrado seguidores que son aduladores asalariados y están obligados a propagar lo que hace y a defender su imagen y así perpetuar la mensualidad que reciben, pero el ejecutivo de Tamboril no se da cuenta de que  todo narcisista tiene bloqueos mentales con respecto a determinados aspectos de la realidad. 

A menudo el narcisita es torpe en diversos aspectos, lo que lo hace peligroso, por su tendencia a liderar y a tomar iniciativas que lo convierten en carroñero de ideas y de trabajos ajenos  como ocurrió con la conquista de la reconstrucción de la deteriorada calle que une Canca la Piedra con Tamboril, lograda por el Consejo de Desarrollo de esa comunidad y el alcalde José Santana.

Aunque parezca un contra sentido, existe “el mal de lógica” muy abundante, pero el alcalde narcisista  se engrandece con la adoración o adulación, corroborada por  mentes débiles y adocenadas dispuestas a seguir falsos líderes, a los que le celebran sus “actuaciones, aun cuando al final resulten verdaderos fiascos.
Pero cuando se les acuse del uso inapropiado de los recursos del pueblo   culparán a otros de sus errores y podrán medrar a la sombra de un carguito público efimero, mientras sus seguidores lo defenderán para preservar las botellas y desde luego el seguro médico y la facilidad de lograr  una pensioncita del Estado para envejecer dignamente, por sus valiosos servicios a la patria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los comentarios de los lectores no deben ser ofensivos a personas e instituciones, de lo contrario nos revervamos el derecho de eliminar su publicación o no