CODIGO 32
TAMBORIL, REP. DOM.-Los perros realengos (viralatas) del alcalde de este municipio siguen ladrando
y lo hacen con mayor energía, porque deben proteger
la basura con que los alimenta su amo, quien se los ´´achuba´´ a los
periodistas y personalidades que lo critican y a quienes no se han dejado tratar de la misma que lo hace con sus hambrientos caninos, los que son capaz de morder a
cualquiera que ose criticar lo que diga o haga su dueño.
Son viralatas enviados a ladrar por un amo que para ser
ejecutivo municipal compró conciencia, en busca de impunidad, pero no pudo
embaucar a los verdaderos cerebros, a los que quisiera sepultar en el Ostracismo moral con las voces aulladas de sus perros.
Esos realengos quisieran comerse vivos a los periodistas Magdaleno
Bonilla, Ricardo Vásquez, Ramón Martínez, Arturo Taveras, al abogado Eddy Veras
y al empresario Pedro López, porque critican la administración edilicia de su amo.
Esos pérfidos ladran desde el cabildo, en reuniones, desde la radio y la televisión, asi como donde
quiera que encuentran la oportunidad para soltar sus a alharacas envenenadas. Pero sus ladridos tienen tan poco valor que no atemorizan ni a un niño recién
nacido. Unos ladran mas que otros, dependiendo de la paga y el nivel de compromiso asumido con su amo.
Algunos de ellos gruñen sin fuerzas y sin moral, porque
buscan proteger a un amo que se cobija, junto a ellos, en una casa construida
con techo de cristal y que cualquier piedra lanzada por el vecino fácilmente les
parte la cabeza y los deja desmoalizados.
Con sus ladridos los viralatas del alcalde de Tamboil se delatan y
dicen al mundo quien es su dueño y el por qué los alimenta con basura, salamis iejos, huesos y
migajas que les deja caer para que se embullen o sean cómplices de un mamotreto
administrativo, ocultando y callando asi la oscua realidad del cabildo.
Con sus alharacas el alcalde quiere quitarse el traje oscuro
y manchado por su pasado para que sus perros se lo pongan a personas a las que
no les encaja, porque no son de su talla y poque es un taje que solo le sirve a su figura.
Esos perros realengos de figura humana andan erguidos y con ínfulas de poder, pero
se pasan de listos y no saben ser precavidos, faltándole así el respeto a los viralata
de cuatro patas de tener la habilidad de
mirar a ambos lados antes de ladrar.
Caminan en tierras movedizas, a veces cruzan los rieles sin ver llegar el tren y cruzan por encima del peligro que les asecha sin pensar su poder es momentaneo y que pronto lo perderán.
Caminan en tierras movedizas, a veces cruzan los rieles sin ver llegar el tren y cruzan por encima del peligro que les asecha sin pensar su poder es momentaneo y que pronto lo perderán.
Son viralatas que visten trajes morados y que en la
búsqueda de oportunidades tienen la destreza de abrir fundas con su hocico sin
romperlas y voltear cualquier canasto de
basura sin importar el tamaño, porque hay que buscar que decir de los adversarios y de esa forma ganarse la comida. Si no encuentran que decir tienen que inventar algo, porque para eso les
paga el amo.
Como todo realengo, son perros cobardes que corren más que
Félix Sánchez sin delante de ellos alguien se agacha a recoger algo o si abre la
boca para decir algunas palabras. Esos realengos no saben que el amo los conoce
y los trata como lambones por el poco valor que ellos tienen.
Ahora ladran más que antes, porque saben que su amo será desalojado del cabildo, por la fuerza del
pueblo y ellos perderán el hueso que con gusto chupan los días 25 de cada mes, pero como se van
junto a su amo están tratando de succionarlo hasta los tuéstanos.
Es aconsejable no hacer caso a los perros viraltas cuando ladran, pero si cuidarse de una mordida trapera, porque de sus bocas brota un veneno peligro que contamina fácil a la gente.
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